Periodista fue víctima de acoso sexual en TransMilenio

El pasado lunes 12 de agosto, una periodista (quien no autorizó la publicación de su nombre) fue víctima de acoso sexual, una escena ya muy común en el sistema masivo de transporte público de Bogotá (TransMilenio).

Tras un largo día de trabajo, la comunicadora llegó hasta la estación Calle 106, al norte de Bogotá, para tomar la ruta F28.

Sin embargo, lo que parecía un viaje normal se convirtió en todo un infierno, cuando sintió un roce extraño en la parte de atrás de su cuerpo.

“Sentí como si alguien me tocara la cola, pero cuando giré a ver lo que ocurría, no observaba nada raro. Así ocurrió como tres veces”, dijo la periodista.

Pero a pesar de no encontrar razón alguna para lo que ocurría, el roce seguía presentándose, incluso, hasta llegar muy cerca de sus partes íntimas. Fue en ese momento en que decidió reaccionar de forma mucho más airada. Sin pensarlo dos veces, la mujer atrapó la mano del sujeto que desde hacía algunos minutos la acosaba en el articulado.

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Falta de solidaridad

“Cuando lo atrapé, me di cuenta que el tipo usaba los dedos de la mano con la que cargaba su maleta para manosear a las mujeres. Yo reaccioné golpeándolo fuertemente en sus hombros, mientras gritaba para ver si alguien me ayudaba”, relató.

Tristemente, nadie la socorrió, sino que por el contrario le criticaban el “escándalo” que hizo. “Ni siquiera las mujeres me ayudaron”, añadió. Así, prosiguió el viaje.

Ahora bien, la víctima que sentía como sus derechos se habían vulnerado, decidió esperar hasta que el presunto acosador se bajó en la estación de Banderas para perseguirlo y llevarlo ante las autoridades.

Ya durante el interrogatorio que la Policía siempre realiza en estos casos, el sujeto, identificado como Germán Alberto Hernández Laguna, aseguró que nunca intentó tocar a la periodista, sino que por el contrario era ella la que quiso robarlo.

“El cínico, viéndose acorralado, le dijo a los policías que yo era la que quería hacerle daño. No solo me acosó en el TransMilenio, sino que además quería hacerme ver como una ladrona”, indicó.

Con esa ayuda...

Con todo eso, la Policía se llevó al tipo hasta la Unidad de Reacción Inmediata (URI) de la localidad de Kennedy, en donde se procedería a hacer la respectiva denuncia del caso. No obstante, antes de ir a la URI, la víctima se dio cuenta que las autoridades no siempre representan confianza.

En Banderas, donde la auxiliaron en un principio, le preguntaron qué quería hacer al respecto, que tuviera en cuenta que el proceso para la denuncia se podría demorar unas 4 horas o más, lo que significaba salir a la madrugada

“El Policía encargado me preguntó que si me tocaba trabajar al otro día, yo le respondí que sí, y me dijo que lo mejor era llegar a un acuerdo con él (acosador) porque el proceso de la denuncia llevaba mucho tiempo y eso me podría afectar al siguiente día en el trabajo”, dijo.

No conforme con esto, el uniformado también mencionó que el hecho de que el bus vaya lleno “se presta para que haya contacto entre las personas”.

Por supuesto, la mujer consideró esta situación como falta de apoyo por parte de las autoridades, pues, teniendo en frente al supuesto acosador, lo correcto es reaccionar rápido y ser los primeros en saber guiar a la persona en lo que debe hacer: denunciar.

¡Denuncien!

Aun así, la periodista decidió hacer la respectiva denuncia. El tipo fue puesto a disposición de las autoridades, no sin antes que su madre, que llegó hasta la URI, ofendiera a la víctima por, supuestamente, denigrar a un “hombre recto y que nunca se atrevería a acosar a una mujer”.

“Fue un proceso incómodo, que aunque lleve tiempo, y no sepa si el tipo está pagando por lo que hizo, considero que lo correcto es denunciar estos casos y no dejarlos pasar, para que queden registrados y lo puedan capturar”, concluyó la comunicadora.