Por: Alexandra Méndez • Colombia.com

Joven acudió al médico por molestias nocturnas, recibió un diagnóstico erróneo y resultó que tenía cáncer

Lo que parecía un malestar nocturno pasajero se convirtió en una dura realidad.

Jóven descubrió que tenía cáncer luego de ser diagnosticada con infección urinaria. Foto: Shutterstock
Jóven descubrió que tenía cáncer luego de ser diagnosticada con infección urinaria. Foto: Shutterstock

Lo que parecía un malestar nocturno pasajero se convirtió en una dura realidad.

A los servicios de urgencias de todo el mundo llegan a diario todo tipo de casos, desde accidentes, hasta personas con síntomas de enfermedades graves; no obstante, para llegar a un diagnóstico adecuado los especialistas deben seguir una serie de protocolos y procedimientos. 

En ocasiones, estos protocolos no son tan efectivos, dejando como resultado un mal diagnóstico. Este fue el caso de Mia Robins, una joven estudiante de ciencias biométricas que acudió al médico por sufrir molestias nocturnas, pero los especialistas no le prestaron la atención necesaria.

Según el relato de la joven, todo inició después de que le extirparon el apéndice. Una noche comenzó a presentar fuertes molestias descritas como la necesidad urgente de ir al baño. En ese instante no le dio mucha importancia; sin embargo, días posteriores comenzó a tener otros síntomas como sueño y cansancio excesivos, falta de apetito, pérdida de peso y caída del cabello. 

“Me di cuenta de que había una calva en la parte posterior de mi cabeza del tamaño de la palma de mi mano”, señaló. Por esto, decidió acudir al médico, donde le indicaron que padecía una infección urinaria.

A pesar del tratamiento, su estado de salud continuó deteriorándose. Al regresar al médico, le diagnosticaron cáncer de ovario tras realizarle una ecografía, examen que reveló un tumor del tamaño de un melón.

Con tan solo 19 años, la joven tuvo que someterse a una cirugía de extracción. Los médicos quedaron sorprendidos al ver que la masa era tan grande que incluso tenía dientes y pelo. 

“Me dijeron que el tumor en sí tenía dientes y pelo, lo que aparentemente es normal con un tumor bastante grande. Tenía un suministro de sangre tan bueno que era capaz de hacer crecer dientes y cabello”, detalló Mía.

La joven señaló que su enfermedad pudo haber sido detectada mucho antes si hubiese sido examinada a profundidad desde el inicio. “Estaba un poco enojada porque mis síntomas habían sido descartados. Siento que si hubiera habido una ecografía antes, se habría detectado. Tardó seis meses en ser diagnosticado”.

Por fortuna, recibió tratamiento oportuno con quimioterapia y logró la remisión de la enfermedad; no obstante, debe realizarse chequeos periódicos para descartar el regreso del cáncer.

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