Alejandra Azcárate y su esposo Miguel Jaramillo hablaron de la narcoavioneta

Después de varios meses en silencio, la humorista Alejandra Azcárate y su esposo, el empresario Miguel Jaramillo, hablaron por primera vez del escándalo de la narcoavioneta que los convirtió en blanco de críticas en redes sociales desde mayo de 2021.

Del caso se conoció que en la aeronave fue incautada media tonelada de cocaína que estaba camuflada en cajas marcadas con el logo de una Fundación para simular que eran insumos médicos, y que este avión estaba registrado bajo el nombre de una compañía en la que Miguel Jaramillo aparecía como el representante legal.

Sin embargo, en entrevista con Noticias RCN, Jaramillo resaltó que jamás ha sido propietario de la avioneta incautada en Providencia en mayo de 2021 porque cinco meses antes de que empezara la “pesadilla” para su familia, había dejado de ser accionista de la sociedad a la que pertenecía la aeronave, y de la cual es dueño Fernando Escobar.

“Mi único error fue no asegurarme que mi contadora registrara estas actas en Cámara de Comercio”, afirmó Jaramillo sobre este tema en el que resultó salpicado y que fue bastante mediático, afectando principalmente la imagen de Alejandra Azcárate por ser una figura pública reconocida en el mundo del entretenimiento.

La comediante también habló sobre el caso y aceptó que aunque intentó manejarlo con calma, cuando se dio cuenta de que habían hecho "un postre” con su nombre, se encegueció y se derrumbó hasta tal punto que llegó a conocer los "sótanos del infierno”, como mencionó en el video que publicó en su perfil de Instagram tras varios meses de ausencia en las plataformas digitales. “La certeza total de la honorabilidad de mi marido es lo que me ha permitido soportar esto de pie”, dijo.

Luego, reconoció que las reacciones de la mayoría de los usuarios eran un reflejo de la molestia que les causaba su personalidad. “Conmigo lo huevos no son al gusto, son blanditos o son duros; y eso le molesta a algunas personas”, aseguró. Esta situación la llevó a perder 10 kilogramos de peso, mientras que su esposo bajó 15 kilogramos a causa del estrés por el que también enfrentaron múltiples discusiones.

Para Azcárate este proceso fue "un gran despertar” que la llenó de fortaleza y por eso ya no le importan las críticas. “Digan lo que quieran, nosotros ya estamos curtidos”, señaló. Por otro lado, destacó la actitud de sus familiares y amigos más cercanos por su acompañamiento, y cuestionó el comportamiento de muchos de sus colegas porque, según ella, “se regocijaron con esto”.