Aida Victoria Merlano reveló sus planes de vida antes de ser una creadora de contenido

Aida Victoria Merlano, es una reconocida creadora de contenido colombiana, quien ha resaltado en redes sociales por su carisma, su forma de ser decir las cosas y la libertad con la que vive, además de que es considerada una de las mujeres más bellas y sensuales de la farándula colombiana. 

Ahora bien, la belleza de la barranquillera ha sido todo un acontecimiento en redes sociales, a pesar de que su nombre se dio a conocer por ser la hija de la excongresista Aida Merlano quien ahora está en la cárcel por una serie de delitos, se ha hecho acreedora de gran reconocimiento por ser creadora de redes sociales.

Fue por medio de sus historias de Instagram que la creadora de contenido reveló los planes que tenía de no haberse convertido en Influencer, labor que tomó por ciertas circunstancias medio malucas en su vida. Después de una pregunta de un seguidor que decía, “¿Qué esperas de la vida?”, la influencer aseguró que a este punto no esperaba nada, pues los planes que tenía cambiaron por completo.

“Cuando yo tenía 15 años me gradué del colegio y dije: ‘a los 20 estoy graduada como abogada, a los 22 ya voy a ser también politóloga porque a mitad de carrera yo voy a hacer doble titulación, a los 24 seguramente voy a ser especialista, me voy a lanzar a un cargo público y voy a quedar porque voy a heredar el caudal electoral de mi mamá'”, aseguró.

Y es que precisamente su contenido muchas veces va ligado a temas políticos, sin ningún tapón en boca la barranquillera ha dado su opinión sobre la coyuntura actual del país, por su forma de expresarse se nota que tiene pasión por el tema, sobre todo porque creció con una madre en la política a pesar de como terminaron las cosas.

En cuanto a lo personal, pensaba estar casada a sus 26 y a los 27 tener su primer hijo; sin embargo, eso aún puede estar por verse, pues faltan algunos anitos para que se cumpla, pero con la vida de libertinaje y diversión que lleva actualmente tal vez no quiera sentar cabeza por el momento, sino seguir disfrutando de la vida.