Luis Díaz y Kevin Viveros encendieron la Navidad con juguetes y mercados durante su descanso en Colombia

La Navidad en Barrancas y Buenaventura corrió por cuenta de dos grandes futbolistas que no se olvidaron de sus orígenes. 

Por: Carlos Guevara • Colombia.com
Kevin Viveros y Luis Díaz pasaron por Colombia tras el receso de fin de año en el Brasileirao y la Bundesliga. Foto: Twitter @AthleticoPR/@FCBayern
Kevin Viveros y Luis Díaz pasaron por Colombia tras el receso de fin de año en el Brasileirao y la Bundesliga. Foto: Twitter @AthleticoPR/@FCBayern

La Navidad en Barrancas y Buenaventura corrió por cuenta de dos grandes futbolistas que no se olvidaron de sus orígenes. 

En Colombia llamó la atención una historia distinta en medio de las fiestas de fin de año, ya que se descubrió que Papá Noel también juega fútbol y a veces se pone la camiseta del Bayern Múnich o la de Athletico Paranaense. Todo esto debido a que, en plena Navidad, Luis Díaz y Kevin Viveros decidieron cambiar los reflectores de los estadios por gestos que tocaron el corazón de toda Colombia.

Aprovechando el receso invernal del fútbol alemán, Luis Díaz regresó a Barrancas por medio de un gesto en el que no hubo lujos ni grandes apariciones públicas, sino escenas sencillas, repetidas y naturales, de esas que suelen explicar mucho.

El atacante del Bayern Múnich por medio de su fundación y como acostumbra hacerlo a lo largo del año, estuvo, desde la distancia pero a su nombre, entregando regalos a niños que reciben allí apoyo en educación, alimentación y deporte.

Además, la imagen de Luis Díaz repartiendo sonrisas se replicó, casi en paralelo, en otro punto del país, con la presencia de Kevin Viveros en Buenaventura, hoy jugador de Athletico Paranaense, quien también decidió convertir la Navidad en una oportunidad para devolver lo que la 'tierrita' le entregó en su niñez.

El delantero, que recientemente fue noticia por sus declaraciones sobre el América de Cali, decidió esta vez hablar con el corazón y regresó al barrio donde creció y realizó una donación que sorprendió por su magnitud, con más de mil mercados y numerosos juguetes entregados directamente a familias y niños de escasos recursos.

Sin embargo, lo de Kevin Viveros no fue un gesto aislado ni improvisado, ya que desde hace tiempo, quienes siguen su carrera destacan que mantiene un contacto permanente con su gente, con su pasado y con las dificultades que marcaron sus primeros pasos.

Ambas historias, aunque distintas en contexto y recorrido, coincidieron en el fondo. Mientras uno es figura consolidada en Europa y el otro se abre camino en Brasil, los dos eligieron volver a casa y compartir. En un fútbol cada vez más expuesto al ruido y a la distancia, estos actos recuerdan que, a veces, el impacto más fuerte no llega con goles. Y en esta Navidad, al menos por unos días, el fútbol colombiano tuvo su propio Niño Dios.