Por: Difusión • Colombia.com

Cómo orientar la etapa escolar de tus hijos según una psicóloga (entrevista)

La infancia es una etapa de crucial importancia, ya que define en gran medida nuestra personalidad, nuestras emociones y la forma en que lidiamos con ellas, en últimas, en la infancia se sientan las bases de nuestro futuro psicológico.

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Alejandra Pinilla nos brinda consejos de cómo orientar la etapa escolar de nuestros hijos. Foto: Unsplash
Alejandra Pinilla nos brinda consejos de cómo orientar la etapa escolar de nuestros hijos. Foto: Unsplash

La infancia es una etapa de crucial importancia, ya que define en gran medida nuestra personalidad, nuestras emociones y la forma en que lidiamos con ellas, en últimas, en la infancia se sientan las bases de nuestro futuro psicológico.

Pero, en ocasiones esta importancia resulta contraproducente debido a la hiper-exigencia que los padres imponen a sus hijos, particularmente en etapa escolar, que puede derivar en consecuencias fatales para los infantes y la familia. Para entender mejor este tema, dialogamos con la psicóloga Alejandra Pinilla, especialista en psicoterapia integral, orientación profesional y miembro de la plataforma de salud doctoranytime. Esto fue lo que nos compartió:

1.    Desde la niñez y durante la adolescencia, muchos padres son hiperexigentes respecto al rendimiento académico de sus hijos, ¿Puede llegar a ser contraproducente? ¿Por qué?

“Los padres exigentes con sus hijos lo único que quieren es que sus hijos den lo mejor de sí mismos y que sobresalgan de entre los demás”. Esta frase entre comillas es quizás la justificación más común y frecuente frente a la hiperexigencia o exigencia desmedida, convertida en impartición de buena educación. Sin embargo, muchos adultos, padres y madres, exigen a sus hijos excelencia y rendimiento excepcional, no sólo en lo académico sino también en el ámbito deportivo y hasta en el relacionamiento social, brindándoles muy poca posibilidad de margen de error, y sin tener en cuenta las capacidades, diferencias individuales y el proceso natural de desarrollo en la infancia. 

Bajo el panorama anterior, por supuesto existe un importante riesgo en este tipo de crianzas, pues, además de no permitirles a los niños y a las niñas desarrollar habilidades emocionales, relacionales, de autoestima, resiliencia, tolerancia entre otras; puede, también, generar en el o la menor la idea de vivir en una constante competición por lograr las expectativas de sus padres, lo cual puede sumergir a los niños y niñas en la desilusión, la baja autoestima, la culpa, el estrés, la ansiedad, entre otras situaciones difíciles de asumir para ellos, ya que pueden sobrepasar sus propias posibilidades cognitivas por la edad. 

2.    ¿Esta exigencia puede derivar en estrés, ansiedad o miedo en los jóvenes? ¿Por qué?

Claro que sí, y no solamente estrés o ansiedad. Amplios estudios han demostrado una importante relación entre la aparición de trastornos alimenticios en la adolescencia y el desarrollo de estructuras de personalidad que evidencian rasgos de comportamiento autoexigentes, controladores y perfeccionistas, que generan baja autoestima y altos niveles de malestar emocional; pues, la hiperexigencia en la infancia imprime una huella importante en el cerebro generando autopercepciones negativas como la incompetencia, imperfección e insatisfacción personal.  

3.    En ocasiones se genera conflicto entre la profesión que los padres quieren para sus hijos y la que los propios hijos quieren. ¿Cómo deben reaccionar los padres de familia cuando sus expectativas no corresponden con el deseo vocacional de sus hijos?  

Claramente muchos padres ejercen una importante y determinante influencia en la decisión de los jóvenes frente a su elección vocacional. No obstante, lo principal debe ser el reconocimiento de las diferencias individuales de nuestros hijos e hijas, pues, aunque muchos padres crean que sus hijos son molde de ellos mismos, la realidad es que el carácter, la personalidad, las habilidades, las competencias, los talentos, gustos y hasta oportunidades de mejora, son completamente particulares en cada uno de ellos, y aunque encontremos semejanzas la experiencia vital de nuestros hijos e hijas es de ellos mismos. 
Por tanto, la principal invitación a los padres y a las madres es que propicien acercamiento y comunicación, directa y de doble vía con sus hijos e hijas, facilitemos ser escuchados y comprendidos; para así, darles una orientación vocacional y de vida enfocada a sus propias realidades, respetando, reconociendo y valorando sus diferencias individuales. 

4.    ¿Cuál es la mejor manera de orientar a los jóvenes a escoger su profesión? 

Pienso que la mejor manera de orientar a cualquier joven, no sólo en su selección vocacional o profesional, sino en cualquier situación, es escuchándolos, valorando y validando sus sentimientos y pensamientos, teniendo en cuenta sus intereses y preferencias, como también, sus habilidades, características y capacidades personales; siempre buscando que ellos comprendan el impacto de sus decisiones para el futuro. 

Así mismo, vivenciar un proceso de orientación vocacional con un psicólogo capacitado y experto, posibilitará la oportunidad de que el o la joven crezca en su autoconocimiento, proyecto de vida y desarrollo personal.

5.    ¿Es adecuado utilizar los premios y los castigos para motivar la actitud de los hijos ante los estudios? ¿Cómo funciona, a grandes rasgos, este mecanismo en el cerebro de un niño? 

Bueno, particularmente considero que en algunos casos utilizar el premio y el castigo puede ser adecuado, aunque también, considero importante tener en cuenta las particularidades de cada niño y niña para el manejo de diferentes herramientas y estrategias orientadas a la educación y a la motivación en el complejo proceso de aprendizaje.

Sin embargo, a grandes rasgos, cuando nos referimos al premio y castigo como motivadores para reducir o aumentar la posibilidad de repetir una conducta determinada, estamos hablando de condicionamiento operante, el cual fue uno de los grandes aportes de B.F. Skinner a la psicología y al aprendizaje. El principio que rige el condicionamiento operante es el que cuando una conducta es premiada se aumenta la probabilidad de repetirse y cuando una conducta se castiga se reduce su probabilidad de repetición. En el contexto de la educación escolar, el condicionamiento operante ha cumplido una función importante para el aprendizaje.