Siete cosas que debes evitar para no poner tu relación en riesgo

Debemos estar siempre vigilantes de que nuestras relaciones de pareja se mantengan en evolución a partir de nosotros mismos, pero sin cambiar nuestra esencia.

Colombia.com - Vida y Estilo
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Debemos estar siempre vigilantes de que nuestras relaciones de pareja se mantengan en evolución a partir de nosotros mismos, pero sin cambiar nuestra esencia.

 Siempre pensamos de manera positiva sobre nuestra relación, pero, ¿y si las cosas no van tan bien como pensamos? Ahí es donde se da el giro que termina con la luna de miel y la convierte en una luna amarga. Por todo ello, debes de estar atenta a las siguientes señales que apuntan de que tu relación está en riesgo:

1. Nunca compares a tu pareja. Recordemos que todo matrimonio es imperfecto, pero es hermoso ante nuestros ojos. Sin embargo, ¿qué hacer si comienzan las comparaciones? ¿Sobre todo si dichas comparaciones están definidas porque se trata de novios o novias del pasado y que no tienen nada que ver con nuestro matrimonio? Debemos detener de golpe las comparaciones con actitudes de amor y comprensión, demandando que se respete nuestro lugar como cónyuge, pues además mina la confianza de aquel o aquella que es el objeto de la comparación y pone en riesgo el matrimonio.

2. No conviertas tu matrimonio en una relación de poder. En la vida cotidiana de un matrimonio ambos podrán ponerse de acuerdo sobre quién o cómo deciden las situaciones familiares, pero si uno comienza a tomar control sobre todo lo que sucede y rodea al núcleo familiar, entonces se está en riesgo de caer en un remolino que amenaza con echar abajo la unión. El consejo es que siempre medien las decisiones de familia basándose en sus fortalezas y conocimientos, sin perder el piso.

3. Tú eres la prioridad de tu esposo. Si tu pareja siempre está consiente de tus necesidades y las de tus hijos, todo marcha sobre ruedas, ¿verdad? Pero si comienza a ponderar en demasía a su mamá, o a un jefe, surge un verdadero problema, pues indica que algo sucedió y que nuestro cónyuge ha perdido el piso sobre las prioridades del hogar, poniendo en entredicho el matrimonio, y lo peor sería que no le aclaremos sobre esta situación y le permitamos continuar con sus motivos.

4. Lo íntimo es ingrediente vital. Una cosa es que de vez en cuando no haya humor en la cama para compartir íntimamente con tu cónyuge, pero que se convierta en un estatus permanente el rehuir la unión íntima constituye un grave problema que arriesga la estabilidad matrimonial. Abre tu corazón a tu pareja y exprésale qué sucede y juntos encuentren en el amor y su unión matrimonial una solución que les permita ser felices y disfrutar de su relación.

5. Nunca permitas la violencia física. Una cosa son las discusiones, pero ¡llegar a las manos!, o poner una mano encima al cónyuge, es un gran problema y todo un desafío que no sólo pone en riesgo el matrimonio, sino en muchos casos la vida del agredido físicamente, da igual si es la mujer o el hombre. Debemos de ser comprensivos y amantes esposos para evitar siquiera que asomen tan terribles acciones en la familia.

6. Los celos y su historial amargo. Celar a tu cónyuge en exceso es perjudicial y negativo: habla muy mal de la autoestima de quien cela, pero peor de quien lo permite. Una cuestión son los celos propositivos, de los que se puede sentir orgullo porque están basados en el amor, pero los enfermizos, a la larga, destruyen cualquier relación: recuerden siempre ambos ponderar su situación en el amor del uno por el otro, a fin de evitar problemas y complicaciones en su unión matrimonial.

7. Descalificar al cónyuge en automático. Una cosa es intercambiar puntos de vista y otra muy diferentes es descalificar a nuestro cónyuge aprovechándonos de sus debilidades, para señalarlas como faltas graves o horribles a cada momento. Es una forma de violencia que no corresponde al matrimonio y que no tiene lugar en una familia amorosa y comprensiva.

Cualquiera de los puntos que aquí he tratado debería de ser suficiente para terminar con un matrimonio; sin embargo, ahora que ya los sabes, es momento de ponerse a trabajar en la relación con amor, comunicación y respeto a la familia.

Adriana Acosta Bujan, Familias.com