Juego al aire libre, una manera de luchar contra la obesidad infantil
Vivir en una gran ciudad es todo un reto para los padres que no se conforman con entretener a sus hijos sólo con la ayuda del televisor o alguna consola de videojuegos. Los niños necesitan, como dirían las abuelas, “airearse”.
Vivir en una gran ciudad es todo un reto para los padres que no se conforman con entretener a sus hijos sólo con la ayuda del televisor o alguna consola de videojuegos. Los niños necesitan, como dirían las abuelas, “airearse”.
Nunca antes como ahora, la obesidad infantil y las enfermedades derivadas del sedentarismo fueron un problema común. Es normal ver niños “gorditos” sin que esto genere mayor preocupación. Muchas veces, se cree que la diabetes y el colesterol elevado son padecimientos que llegan con la edad. Hoy en día, es bien conocido que su origen se encuentra en los malos hábitos alimenticios y de actividad física, adquiridos desde la niñez.
El cerebro genera conexiones de lo que se realiza con mayor frecuencia, como si fuesen caminos que se aprenden a recorrer durante toda la vida. Qué mejor herencia para las futuras generaciones, que compartirles el gusto por las actividades al aire libre y en estrecho contacto con la naturaleza.
Los niños tienen necesidad de movimiento, lo cual implica brincar, gritar, correr y ensuciarse. El cuerpo es sabio y busca lo que necesita. Actividades tan sencillas como saltar la cuerda o jugar al avioncito, son excelentes maneras para fortalecer músculos, pulmones y corazón; mejorar su coordinación e inteligencia en tiempo y espacio, así como desarrollar sus habilidades sociales y de equipo. La educación de los niños es realmente una cuestión de equilibrio: desarrollar su paciencia y tolerancia al mismo tiempo que su creatividad y coordinación; desplegando su imaginación y enseñándoles a convivir con sus compañeros y con la naturaleza que los rodea. Suena complejo, ¿verdad? En la práctica es mucho más sencillo. A continuación, unas sugerencias para disfrutar al máximo del juego al aire libre.
Padres prevenidos valen por ¡mil! Es importante proteger a los niños de los rayos ultraviolta con bloqueador solar en las áreas expuestas al sol. Elegir productos dermatológicos para niños, que no contengan PAVA y con un factor de protección solar (FPS) entre 30 y 40. FPS más elevados no hacen mucha diferencia a la hora de impedir el daño por el sol.
Vestirlos con ropa de color o brillante para identificarlos fácilmente; delimitar un área de juego segura y no perderlos de vista, sin que esto implique rayar en la sobreprotección, caerse es parte del juego.
Lleve una muda extra de ropa. Nunca está de más! Guardar todo en una mochila estilo back-pack, para tener las manos libres y jugar con los niños sin descuidar sus pertenencias.
Jugar da hambre. Un pequeño refrigerio compuesto por sándwiches y fruta puede convertirse en un divertido pic-nic. Aquí cabe mencionar que si tienen niñas, lleven de sorpresa un juego de té e inviten a sus muñecas.
El cajón de arena es una experiencia maravillosa. Le permite a los niños descubrir texturas y diferentes sensaciones, además de que mejora su coordinación al pasar la arena de una cubeta a otra o al carro de construcción. También despliega su imaginación al cocinar deliciosos pasteles de arena.
Las competencias, a partir de los 2 años de edad, son fascinantes. Organizar carreras de bicicletas y triciclos, juegos con globos llenos de agua y partidos con pelotas. Es un momento perfecto para inculcarles el sentido de “es más importante competir y disfrutar, que ganar”.
Llevar una lupa y descubrir con los niños diferentes tipos de hojas, flores y bichos. El sentido ecológico no nace de manera espontánea. Como diría Jacques Cousteau “nadie ama aquello que no conoce y nadie cuida aquello que no ama”.
Respirar. La mejor manera de hacer contacto con nuestras emociones y ofrecer una respuesta creativa en lugar de reactiva a las diferentes circunstancias que se presentan, es respirando. Después de un día complicado, un área verde es un respiro para padres e hijos.
Aire libre significa playa, bosque y montaña. Ahora que se acercan las vacaciones, vale la pena ir pensando cómo entretenerlos en el camino. El reto es llegar sin desesperar, disminuir la ansiedad de los pequeños de saber cuándo se llegará al destino, es bueno también para la salud mental del resto de la familia.
Estos son algunos tips de los expertos en el esparcimiento familiar de Imaginarium:
Llevar juegos de mesa portátiles: memoria, serpientes y escaleras o damas chinas. Busca las presentaciones para viaje.
Cantar, es otra buena terapia para que los pequeños se diviertan, esto hace que el tiempo pase volando sin mayor esfuerzo, además se desarrolla la atención, concentración y oído de los niños.
Crear cuentos entre todos o juegos como “veo, veo, qué ves” y adivinar animales por sus características.