Por: Redacción Vida y Estilo • Colombia.com

Oración a San Roque contra la epidemia del coronavirus

Invocar a este Santo puede ayudarte a mantener la calma ante la acelerada propagación de este virus.

Actualización
Oración para combatir el coronavirus. Foto: Pixabay
Oración para combatir el coronavirus. Foto: Pixabay

Invocar a este Santo puede ayudarte a mantener la calma ante la acelerada propagación de este virus.

Ante el rápido crecimiento del número de casos de coronavirus en el mundo, son cada vez más las personas atemorizadas por las consecuencias de su contagio; y es que su llegada a Colombia con el primer caso confirmado este 6 de marzo, ha provocado el aumento de la incertidumbre de la población.

Mantener la calma y seguir el plan de acción recomendado es la forma correcta de hacer frente al COVID-19, mientras te encomiendas a San Roque para pedir que se detenga su propagación. Este Santo de origen fracés, es el patrono de las epidemias, pues auxilió a las personas necesitadas durante la peste de 1315, enfermedad que luego contrajo, y por la que sufrió el rechazo en el mismo hospital donde había ayudado.

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Siguiendo la tradición, tiempo antes de morir pidió recibir los sacramentos de un sacerdote, y en el mismo instante en el que partió de este mundo, un ángel apareció en su celda diciendo al sacerdote que todos los que invocaran su intercesión serían librados de la peste. Por esta razón, en esta ocasión hemos traído esa oración a él como apoyo a la situación que enfrenta el mundo con el coronavirus.

Oración a San Roque contra el coronavirus

Misericordiosísimo y benignísimo Señor Jesucristo, que con paternal providencia castigas nuestras culpas, y por la infección del aire nos quitas la salud y la vida corporal, para que reconociéndonos y humillándonos en vuestro acatamiento, nos des la vida espiritual de nuestras almas:

Yo os suplico humildemente por la intercesión de San Roque, que si es para vuestra mayor gloria, y provecho de nuestras almas, me guardes a mí y a toda esta familia y patria de cualquiera enfermedad y mal contagioso y pestilente, y nos des entera salud del alma y cuerpo, para que en vuestro santo templo te alabemos y perpetuamente te sirvamos.

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Y tú, oh bienaventurado Santo, que para ejemplo de paciencia, y mayor confianza en vuestro patrocinio, quiso Dios que fueres herido de pestilencia, y que en vuestro cuerpo padecieses lo que otros padecen, y de vuestros males aprendieses a compadeceros de los ajenos y socorrieses a los que están en semejante agonía y aflicción.

Míranos con piadosos ojos, y líbranos, si nos conviene, de toda mortandad, por medio de tus fervorosas oraciones, alcánzanos gracia del Señor, para que en nuestro cuerpo sano o enfermo viva nuestra alma sana, y por esta vida temporal, breve y caduca lleguemos a la eterna y gloriosa, y con vos gocemos de ella en los siglos de los siglos.

Amén.