Oración de Santa María Faustina Kowalska para los momentos difíciles

Faustina Kowalska es una santa de Polonia quien originalmente fue bautizada con el nombre de Helena; desde muy corta edad (5 años) comenzó a tener revelaciones espirituales, diciendo a su madre que soñaba que caminaba de la mano de la Virgen María por un hermoso paisaje, y despertando siempre a media noche a rezar, “por petición de su ángel guardián”.

Al cumplir sus dieciocho años quiso llevar una vida religiosa pero sus padres se lo negaron, por lo que esperó un poco más y tomó la decisión de ir al convento de las hermanas de Nuestra Señora de la Clemencia, luego de tener una visión de Jesús; fue allí donde, a sus 20 años, recibió el hábito religioso y tomó el nombre de Sor María Faustina del Santísimo Sacramento.

Años después, recibió una nueva visita de Jesús, quien se presentó como ‘Rey de la Divina Misericordia’ y le pidió que se convirtiera en apóstol y secretaria de la misericordia de Dios, y así fue beatificada por el papa Juan Pablo II en 1993, como la ‘Apóstol de la Divina Misericordia’. Teniendo en cuenta esto, hoy te traemos una oración diseñada por ella misma, para pedir compasión y ayuda de Dios en los momentos más difíciles, compartida por el portal ‘Oraciones a los Santos’.

Oración para obtener misericordia en momentos difíciles

Oh Dios Eterno, en quien la misericordia es infinita y el tesoro de compasión inagotable, vuelve a nosotros tu mirada bondadosa, y aumenta tu misericordia en nosotros, para que en momentos difíciles no nos desesperemos ni nos desalentamos, sino que, con gran confianza, nos sometamos a tu santa y divina voluntad, que es el amor y la misericordia misma.

¡Oh Dios de gran misericordia!, bondad infinita, hoy toda la humanidad clama desde el abismo de su miseria a tu misericordia, a tu compasión; ¡oh Dios!, y grita con la potente voz de la miseria, ¡oh Dios indulgente!, no rechaces la oración de los desterrados de esta tierra.

Oh Señor, bondad inconcebible, que conoces perfectamente nuestra miseria y sabes que por nuestras propias fuerzas no podemos ascender hasta ti, te imploramos anticípanos tu gracia y multiplica incesantemente tu misericordia en nosotros, para que cumplamos fielmente tu santa voluntad a lo largo de nuestras vidas y en la hora de la muerte.

Que la omnipotencia de tu misericordia nos proteja de las flechas de los enemigos de nuestra salvación para que con confianza, como tus hijos, esperemos tu última venida, ese día que conoces solo Tú. Y a pesar de toda nuestra miseria, esperamos recibir todo lo que Jesús nos ha prometido, porque Jesús es nuestra esperanza, a través de su corazón misericordioso, como a través de una puerta abierta, entramos al cielo. Así sea.