Oración para superar estos días difíciles en confinamiento
Realiza esta oración con mucha devoción para pedir fortaleza en esta cuarentena.

Realiza esta oración con mucha devoción para pedir fortaleza en esta cuarentena.
El mundo entero atraviesa por momentos complicados y por situaciones completamente nuevas para toda la sociedad, por lo que ha sido un proceso difícil el tener que estar obligado a permanecer en completo aislamiento, alejados de amigos, familiares y conocidos, mientras nos protegemos y luchamos contra un virus desconocido.
Es por esto que muchas personas se han visto afectadas a nivel emocional, pues los cambios en las rutinas vienen acompañados de sensaciones incontrolables de estrés y ansiedad, y la incertidumbre y el miedo ya existentes desde que comenzó la pandemia.
Es por esto que es tan necesario permanecer unidos de corazón ayudándonos los unos en los otros y mantener siempre la esperanza y la fe en que todo va a mejorar muy pronto. Mientras tanto, puedes apoyarte en una oración que te la sabiduría necesaria para sobrellevar este confinamiento.

Oración para la cuarentena
Yo me quedo en casa Señor, y caigo en cuenta de que, también esto, me lo enseñaste tú viviendo, obediente al Padre, durante treinta años en la casa de Nazaret esperando la gran misión; yo me quedo en casa, Señor, y en la carpintería de José, tu custodio y el mío, aprendo a trabajar y a obedecer, para lijar las asperezas de mi vida y preparar una obra de arte para ti.
Yo me quedo en casa, Señor, y sé que no estoy solo porque María, como cada madre, está ahí detrás haciendo las tareas de casa y preparando la comida para nosotros, todos familia de Dios; yo me quedo en casa, Señor, y responsablemente lo hago por mi bien, por la salud de mi ciudad, de mis seres queridos, y por el bien de mi hermano, el que tú has puesto a mi lado pidiéndome que vele por él en el jardín de la vida.
Yo me quedo en casa, señor, y en el silencio de Nazaret trato de orar, de leer, de estudiar, de meditar, y de ser útil con pequeños trabajos para hacer más bella y acogedora nuestra casa; yo me quedo en casa, Señor, y por la mañana te doy gracias por el nuevo día que me conceder, tratando de no estropearlo, de acogerlo con asombro como un regalo.

Yo me quedo en casa, Señor, y a mediodía recibiré de nuevo el saludo del Ángel, me haré siervo por amor, en comunión contigo que te hiciste carne para habitar en medio de nosotros; y si al atardecer me atenaza un poco de melancolía, te invocaré como los discípulos de Emaús: quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída.
Yo me quedo en casa, Señor, y en la noche, en comunión orante con tantos enfermos y personas solas, esperaré la aurora para volver a cantar tu misericordia y decir a todos que, en las tempestades, tú eres mi refugio. Te pido me des la fortaleza para que así sea.
Yo me quedo en casa, Señor, y no me siento solo ni abandonado, porque tú me dijiste: yo estoy con vosotros todos los días. Sí, y sobre todo en estos días de desamparo, Señor, en los que, si mi presencia no es necesaria, alcanzaré a todos con las únicas alas de la plegaria. Amén.
Mons. Giuseppe Giudice, obispo de Nocera (Italia)