Por: U.N. • Colombia.com

Mujeres habitantes de calle también son víctimas del machismo

En la caracterización para Bogotá se encontraron 9.538 personas en situación de calle, 8.477 hombres (88,9 %) y 1.061 mujeres (11,1 %), la mayoría entre 20 y 45 años.

Colombia.com - Vida y Estilo
Colombia.com - Vida y Estilo

En la caracterización para Bogotá se encontraron 9.538 personas en situación de calle, 8.477 hombres (88,9 %) y 1.061 mujeres (11,1 %), la mayoría entre 20 y 45 años.

Así expone la investigadora Mónica Mesa Alvarado, de la Escuela de Estudios de Género de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), las ambigüedades de lo que significa vivir en la calle siendo mujer, a partir del relato de varias habitantes de calle de Bogotá, que recopila en su trabajo “Corporeidades ñeras: contradicciones callejeras”.

A través de recorridos nocturnos por varias zonas de la ciudad y de un trabajo de campo que incluyó talleres artísticos en el Centro de Acogida Oasis, del Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud (Idipron), la estudiante de la Maestría en Estudios de Género logró acercarse a las prácticas diarias de mujeres en situación de calle, muchas de ellas refugiadas en el consumo de drogas psicoactivas.

“Todos los relatos me impactaron porque resumían el contexto colombiano en cuanto a que sus historias de vida eran consecuencia del conflicto armado, de la pobreza, del rechazo de la familia, del descuido de los padres y de la irreverencia de la juventud”, señala la investigadora.

Dentro de su estudio encontró que para las mujeres vivir en la calle no es la primera opción, pero cuando lo es, resulta una decisión riesgosa que implica construirse como “ñera” y replantear su cuerpo, lenguaje y prácticas asociadas con los conceptos de belleza e higiene.

En la calle hay una construcción particular de ser mujer. Este espacio les exige desprenderse tanto del pudor y de la higiene como de la idea de querer ser madres o de establecer vínculos de pareja: “que la sociedad las perciba como mujeres ‘sucias’ no quiere decir que ellas no intenten ser limpias, sino que la calle no se los permite”, aclara la socióloga.

La ropa, por ejemplo, juega un papel importante en la forma como se relacionan día a día: utilizar ropa holgada o prendas de vestir que las haga lucir como hombres no solo alude a la “comodidad” de vivir al sol y a la sombra, sino que las protege de peligros y violaciones.

Por su parte la profesora Rosa Inés Curiel, teórica feminista y directora del proyecto de investigación, agrega que “las mujeres en situación de calle padecen de sexismo y sufren de violencias. Ellas rompen con la lógica del género y de los mandatos de la calle, pero también están sujetas a esos mismo mandatos y envueltas en el riesgo diario”.