Niña de 11 años ya ha estudiado 2 ingenierías y quiere ser astronauta

Dos carreras universitarias y dos diplomados, esto es lo que ha logrado una niña prodigio en México con tan solo 11 años de edad; se trata de Adhara Pérez, una pequeña que tiene un coeficiente intelectual (IQ) de 162 puntos, que estaría por encima del que en su momento alcanzaron grandes personalidades como Albert Einstein o Stephen Hawking.

Tal como lo da a conocer el portal ‘El Heraldo de México’, Adhara Maite Pérez Sánchez fue diagnosticada desde que era muy pequeña con autismo, motivo por el cual recibió educación personalizada desde su casa; de hecho, sus avances fueron extraordinarios, pues, según ‘El Milenio’, a sus 5 años finalizó la primaria, y a los 6 y medio la secundaria.

Pero eso no es todo, pues a su corta edad ya cuenta con dos títulos universitarios, uno en Ingeniería en Matemáticas y otro en Ingeniería Industrial en Sistemas; asimismo, tiene un diplomado en ondas gravitacionales de la Universidad Nacional Autónoma de México, y otro en agujeros negros, materia oscura y envejecimiento en el espacio.

Ahora, en cuanto a su carrera profesional, sus sueños y metas son muy claras: pronto ingresará a realizar una maestría Ciencias de Ingeniería Mecánica, que tomará en la Sección de Estudios de Posgrado e Investigación de la Instituto Politécnico Nacional, y posteriormente poder hacer un posgrado en Astrofísica en la Universidad de Arizona, pues quiere ser capacitada para pertenecer a la NASA.

Y es que, esa siempre ha sido su mayor aspiración, pues desde que tenía tan solo 4 años de edad ya dibujaba naves y el espacio, pues en algún momento de su vida espera poder ser astronauta e ir allí; “cuando estaba más pequeña, jugaba con mi hermana a dibujar el espacio y que llegábamos ahí junto a mis muñecas, también recuerdo que mi mamá nos regalaba unas cajas y las usábamos como casco”, comenta Adhara.

“Recientemente fui invitada a la Agencia Espacial Mexicana a dar un recorrido y hacerme la invitación que cuando tuviera 12 o 13 años, podría ir al campamento para que me fuera entrenando y ya pudiera ir al espacio”, agrega esta pequeña que diariamente trabaja para hacer realidad todos sus sueños, especialmente el de poder tocar la Luna.

Sorprendentemente, no solo se ha dedicado a estudiar para convertirse en un miembro más de la NASA, sino que además ha decidido convertirse en una inspiración para muchos más niños, escribiendo un libro que decidió nombrar ‘No te rindas’, donde habla de su experiencia con el autismo; además, también trabaja en el desarrollo de una pulsera que mide emociones y alerta a los padres sobre posibles convulsiones en sus hijos con dicho diagnóstico.