Santa del día: Oración a Santa Margarita de Alacoque para pedir un favor especial
Descubre quién fue Santa Margarita de Alacoque y cómo su oración puede ayudarte a encontrar consuelo y esperanza.

Descubre quién fue Santa Margarita de Alacoque y cómo su oración puede ayudarte a encontrar consuelo y esperanza.
Santa Margarita de Alacoque fue una religiosa francesa del siglo XVII, reconocida por ser la gran promotora de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, una de las más importantes dentro de la Iglesia Católica.
Nació el 22 de julio de 1647 en Lhautecour, Francia y desde pequeña mostró una fuerte inclinación espiritual. Tuvo una vida marcada por el sufrimiento físico y la humildad. A pesar de todo, a los 24 años ingresó al convento de la Visitación de Paray-le-Monia, donde comenzó a tener visiones místicas de Jesucristo, quien le reveló los misterios de su Sagrado Corazón.
Cada 16 de octubre, la Iglesia Católica celebra a Santa Margarita de Alacoque. En este día, muchos fieles y creyentes acuden a ella para pedir su intercesión en momentos de dificultad. A continuación te compartimos una poderosa oración de la Web ACI Prensa que puedes rezar en su día.
Oración a Santa Margarita de Alacoque
Oh Bienaventurada Margarita María! Depositaria venturosa del tesoro de los cielos, el Corazón Divino de Jesús, permite que, considerándote mi hermana, en este incomparable amor, te ruegue me des con generosidad, la parte que me corresponde en esa mansión de infinita caridad.
Confidente de Jesús, acércame tú al Sagrario de su pecho herido; Esposa de predilección, enséñame a sufrir por la dilatación de aquel reinado cuya causa te confió el Maestro.
Apóstol del Sagrado Corazón, consígueme que se realicen conmigo las promesas que en beneficio de su gloria, te hizo ochenta y siete veces el Amado; Discípula regalada del Divino Corazón, enséñame la ciencia de conocerlo como lo conociste tú, en el perfecto olvido de mí mismo y de la tierra.
Víctima del Corazón de Jesús Sacramentado, toma el mío, y ocúltalo en la llaga donde tú viviste, compartiendo ahí las agonías del Cautivo del amor, de Jesús-Eucaristía.
El, te dijo, hermana muy amada, que dispusieras en la eternidad del cielo, de este otro cielo, el de su Corazón Sacramentado; ¡Oh Margarita María! Entrégamelo, pues, para consumirme en ese incendio, dámelo para llevarlo como vida redentora a los pobres pecadores y como glorificación de ese mismo Corazón Divino a las almas de los justos.
¡Ah, sí! compartamos, hermana mía el mismo sacrificio, el mismo apostolado, el mismo paraíso del Corazón Divino de Jesús: venga a nos su reino.