Por: Redacción Vida y Estilo • Colombia.com

San Ildefonso de Toledo: oración para pedir una gracia a la Virgen María

Ante necesidades, problemas o deseos de fortalecer tu fe, puedes rezar esta oración de San Ildefonso de Toledo, para pedir una gracia a la Virgen María.

Poderosa oración para pedir una gracia a la Virgen María. Foto: Shutterstock
Poderosa oración para pedir una gracia a la Virgen María. Foto: Shutterstock

Ante necesidades, problemas o deseos de fortalecer tu fe, puedes rezar esta oración de San Ildefonso de Toledo, para pedir una gracia a la Virgen María.

San Ildefonso mostró su inclinación hacia la vida religiosa desde niño, y terminó convirtiéndose en obispo luego de llevar a cabo dichos deseos de servir a Dios; se le conoce, de hecho, por ser defensor de la Virgen María, con quien tuvo un encuentro milagroso que quedó registrado en la historia con la creación de un día especial para conmemorarla.

Se dice que este hombre y sus clérigos fueron a la Iglesia para cantar himnos en honor a la Madre de todos; sin embargo, al llegar vieron una luz deslumbrante que asustó a algunos e hizo que huyeran, menos San Ildefonso y sus dos diáconos, quienes ingresaron a la capilla y vieron a la Virgen sentada en la silla del obispo, quien les entregó una casulla que se debía solo usar en los días designados en su honor; fue así como el concilio de Toledo ordenó la fiesta especial de “el descendimiento de la Santísima Virgen y de su aparición”.

Precisamente, gracias a su gran devoción a la Virgen María y a este evento particular, este santo escribió una gran cantidad de textos y oraciones dedicados a Ella; hoy te enseñamos una de estas plegarias de su autoría, difundida por el portal 'La Luz de María'.

Oración de San Ildefonso para la Virgen María

A ti acudo, única Virgen y Madre de Dios, ante la única que ha obrado la Encarnación de mi Dios me postro. Me humillo ante la única que es Madre de mi Señor, te ruego que por ser la Esclava de tu Hijo me permitas consagrarme a ti y a Dios, ser tu esclavo y esclavo de tu Hijo, servirte a ti y a tu Señor.

A Él, sin embargo, como a mi Creador y a ti como Madre de nuestro Creador; a Él como Señor de las virtudes y a ti como Esclava del Señor de todas las cosas; a Él como a Dios y a ti como a Madre de Dios. Yo soy tu siervo, porque mi Señor es tu Hijo, Tú eres mi Señora, porque eres esclava de mi Señor.

Concédeme, por tanto, esto, ¡oh Jesús Dios, Hijo del hombre!, creer del parto de la Virgen aquello que complete mi fe en tu Encarnación; hablar de la maternidad virginal aquello que llene mis labios de tus alabanzas; amar en tu Madre aquello que tú llenes en mí con tu amor; servir a tu Madre de tal modo que reconozcas que te he servido a ti; vivir bajo su gobierno de tal manera que sepa que te estoy agradando y ser en este mundo de tal modo gobernado por Ella, que ese dominio me conduzca a que Tú seas mi Señor en la eternidad.

¡Ojalá yo, siendo un instrumento dócil en las manos del sumo Dios, consiga con mis ruegos ser ligado a la Virgen Madre por un vínculo de devota esclavitud y vivir sirviéndola continuamente!, pues los que no aceptáis que María sea siempre Virgen; los que no queréis reconocer a mi Creador por Hijo suyo, y a Ella por Madre de mi Creador; si no glorificáis a este Dios como Hijo de Ella, tampoco glorificáis como Dios a mi Señor.

No glorificáis como Dios a mi Señor los que no proclamáis bienaventurada a la que el Espíritu Santo ha mandado llamar así por todas las naciones; los que no rendís honor a la Madre del Señor con la excusa de honrar a Dios su Hijo.

Sin embargo yo, precisamente por ser siervo de su Hijo, deseo que Ella sea mi Señora; para estar bajo el imperio de su Hijo, quiero servirle a Ella; para probar que soy siervo de Dios, busco el testimonio del dominio sobre mí de su Madre; para ser servidor de Aquel que engendra eternamente al Hijo, deseo servir fielmente a la que lo ha engendrado como hombre.

Pues el servicio a la Esclava está orientado al servicio del Señor; lo que se da a la Madre redunda en el Hijo; lo que recibe la que nutre, termina en el que es nutrido, y el honor que el servidor rinde a la Reina viene a recaer sobre el Rey.

Por eso me gozo en mi Señora, canto mi alegría a la Madre del Señor, exulto con la Sierva de su Hijo, que ha sido hecha Madre de mi Creador y disfruto con Aquélla en la que el Verbo se ha hecho carne. Porque gracias a la Virgen yo confío en la muerte de este Hijo de Dios y espero que mi salvación y mi alegría venga de Dios siempre y sin mengua, ahora, desde ahora y en todo tiempo y en toda edad por los siglos de los siglos. Amén.