Por: Redacción Vida y Estilo • Colombia.com

San Federico de Utrecht: oración para curar problemas de audición

Si tienes un problema de audición y quieres que sane pronto, esta es la poderosa oración que puedes rezar a San Federico de Utrecht para solicitar su intercesión.

¿Problemas de audición? Reza esta oración para poder sanar. Foto: Shutterstock
¿Problemas de audición? Reza esta oración para poder sanar. Foto: Shutterstock

Si tienes un problema de audición y quieres que sane pronto, esta es la poderosa oración que puedes rezar a San Federico de Utrecht para solicitar su intercesión.

Federico de Utrecht nació en una familia ilustre de Frisia, formado en grandes valores; fue así como se convirtió en sacerdote de la ciudad, y posteriormente en obispo en el año 820; no obstante, tuvieron que motivarlo a aceptar dicho cargo de gran responsabilidad, pues era la persona idónea para ser el sucesor.

Se dedicó a evangelizar, a reformar algunas costumbres que no eran buenas; además, visitó pobres y enfermos, sin abandonar su vida de oración y penitencia. Todo esto lo llevó a cabo hasta el día de su muerte, luego de su martirio, cuando dos criminales lo atacaron mientras oficiaba una misa; cuentan las historias que dichos hombres trabajaban para la segunda esposa del emperador Ludovico Pío, a quien él había reprendido por su conducta inmoral.

A él acudían muchas personas para pedir un milagro de salud, y tras su muerte siguieron haciéndolo mediante oraciones, especialmente aquellos que tienen un problema de audición y quieren sanar pronto; es por esta razón que hoy queremos enseñarte una poderosa oración, compartida por el portal ‘touteslesprieres.com’.

Oración para problemas de audición

Te suplicamos, Señor, por intercesión de San Federico, que nos concedas la curación que venimos a implorar a tus pies. Que nosotros, oh mi Dios, escuchemos tus misericordias y bondades celebradas y unamos nuestras alabanzas a las que te dirigen tus fieles servidores. Te rogamos por Nuestro Señor Jesucristo. Que así sea. San Federico, a quien con tanto éxito se invoca para la curación de la sordera, ruega por nosotros.

Dios mío, de ahora en adelante me consideraré como el ministro de tu providencia y como el dispensador de tus gracias a los pobres; para aliviarlos, cortaré toda la profusión y el gasto loco, que se ha convertido en el único vínculo de la sociedad entre los seguidores del mundo.

¿No es justo, gran Dios? ¿Qué reparo, con santa generosidad, el uso criminal que hasta ahora he hecho de los bienes que sólo tengo de ti y que me diste sólo para aliviar a los que sufren de hambre y miseria? Por tanto, los pobres serán ahora el objeto más indispensable de mi cuidado.

¿Puedo, Señor, vivir en abundancia, mientras los pobres, mis hermanos, los miembros sufrientes de Jesucristo tu Hijo, languidecen en los horrores del hambre y la miseria? Velaré por sus necesidades, Dios mío, aliviaré sus dolores, mi comida más deliciosa será la que cortaré para saciarlos.

Enjugaré sus lágrimas, y en la alegría inocente que sentirán al verse así rescatados, te agradecerán, ¡gran Dios! por haberles prestado tan favorable ayuda en la caridad de quienes os sirven; y lejos de ver a los ricos como secuestradores injustos, los bendecirán como sus protectores y sus padres. Que así sea.