Paranormal: la historia del abogado fantasma que se aparece en La Candelaria en busca de justicia

La Candelaria es uno de los barrios más emblemáticos de la ciudad de Bogotá, pues se considera el más antiguo al haber sido fundado en 1538 por el conquistador español Gonzalo Jiménez de Quesada.

En la época colonial, este barrio fue habitado principalmente por colonizadores y sus descendientes, es por ello que la mayoría de sus viviendas y calles conservan una arquitectura muy tradicional.

La Candelaria fue declarada Monumento Nacional en 1963 gracias a su riqueza histórica y cultural. Su atractivo turístico, más allá de su hermosa arquitectura y sus calles empedradas, se centra en los mitos y leyendas que aguarda.

Muchos habitantes del sector señalan que en las calles de este barrio deambulan los espíritus y almas en pena de personalidades de diversas épocas. Una de las historias más conocidas es la del fantasma del abogado José Raimundo Russi.

Su historia se remonta al año 1580, cuando Bogotá atravesaba por una fuerte crisis de inseguridad debido a la presencia de la Banda del Molino del Cubo, integrada por cinco cabecillas que se dedicaban a robar a las personas de la alta sociedad. 

Russi fue el defensor de Ignacio Rodríguez, uno de los integrantes de la banda que fue capturado tras un asesinato. Su decisión de defender a este personaje fue muy controversial, ya que era considerado el abogado de los inocentes.

En medio del conflicto entre pandillas, Rodríguez fue asesinado frente a su casa y en sus últimas palabras mencionó a Russi, por lo que muchos lo tomaron como que él había sido quien había cometido el crimen. 

Cuando la noticia se dio a conocer, Russi fue capturado por las autoridades. Tras varias indagaciones se dieron cuenta de que el abogado era amigo de muchos otros delincuentes, motivo por el cual fue condenado a la pena de muerte.

El hombre fue ejecutado en la Plaza de Bolívar, donde antes de morir pronunció las siguientes palabras: “Pueblo, delante de Dios y de los hombres muero inocente, contra mis jueces no llevo remordimiento a la tumba, pero los esperaré en el santo tribunal de Dios“.

Desde ese entonces, se dice que su alma deambula por las calles de La Candelaria en busca de Venganza. Testigos residentes en la zona aseguran que muchas veces han escuchado a un alma en pena decir “soy inocente”.