Por: Karen Benavides • Colombia.com

Cáncer de mama: ¿cómo hacer el autoexamen para una detección temprana?

En el marco del Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama, te enseñamos cómo debes realizarte el autoexamen, para poder identificar de forma temprana la enfermedad.

Día Mundial del Cáncer de Mama: ¿cómo hacer el autoexamen de detección?. Foto: Shutterstock
Día Mundial del Cáncer de Mama: ¿cómo hacer el autoexamen de detección?. Foto: Shutterstock

En el marco del Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama, te enseñamos cómo debes realizarte el autoexamen, para poder identificar de forma temprana la enfermedad.

La Organización Panamericana de la Salud informa que “el cáncer de mama es el tipo de cáncer más frecuente y la causa más común de muerte por cáncer en mujeres a nivel mundial”, motivo por el cual los profesionales insisten en la importancia de la detección temprana, pues es la forma ideal para aumentar las probabilidades de sobrevivir a la enfermedad.

Para ello, en el marco del Día Mundial de la Lucha contra el Cáncer de Mama, el cual tiene lugar el 19 de octubre, el Ministerio de Salud da a conocer 3 acciones clave para el cuidado de los senos; la primera tiene que ver con la realización de la mamografía a partir de los 50 años, realizándola cada 2 años; la segunda es asistir a chequeos médicos anuales, a partir de los 40 años; finalmente, pero no menos importante, la realización del autoexamen para conocer tus glándulas mamarias, identificar cualquier anormalidad, y consultar con un profesional en caso de detectarla.

Sobre esta última, el portal ‘Mayo Clinic’ explica la forma correcta de realizar este autoexamen, para que puedas llevarlo a cabo en la comodidad de tu casa, en el momento que lo desees; sin embargo, ten en cuenta que lo ideal siempre será consultar con un médico para que te enseñe a hacerlo de forma correcta, que debes elegir un momento de tu ciclo en el que tus mamas no estén sensibles, y que algunos cambios en las mamas pueden ser normales.

Inspección visual

Lo primero que debes hacer es observar tus mamas frente a un espejo, con los brazos abiertos hacia los costados, o pedir a un familiar cercano que te ayude, si tienes algo que te impida tener claridad en tu visión para identificar hasta los detalles más pequeños; esto es lo que debes revisar:

  • La presencia de arrugas, hoyuelos o alteraciones en el tamaño, la forma o la simetría.
  • Si los pezones están hundidos.
  • Forma extraña cuando ubicas tus manos sobre la cadera, haciendo presión.
  • Cambios al levantar los brazos sobre la cabeza y juntar las manos, haciendo fuerza.
  • Si los pliegues de la base son simétricos.

Inspección con tacto

La siguiente fase es proceder a palpar ambas mamas, para determinar si hay bultos o cualquier textura que pueda preocuparte. Lo recomendable es hacerlo acostada boca arriba en una superficie plana, o en la ducha, enjabonando los dedos y las palmas para que se deslicen más fácil. Te compartimos algunos consejos:

  • Utiliza las yemas de los 3 dedos del medio; si no puedes, usa otra parte de la mano que sea sensible, como las palmas o el dorso de los dedos.
  • Emplea diferentes niveles de presión, una ligera para palpar el tejido más próximo a la piel, media para profundizar un poco más, y firme para palpar el tejido más próximo al tórax y las costillas.
  • Tómate el tiempo necesario para hacer un autoexamen de calidad.
  • Sigue un patrón o una técnica metódica para que te asegures de examinar la mama completa; lo ideal es hacerlo como si fuera un reloj o las porciones de un pastel.

¿Cuándo consultar con un médico?

Tras hacer el autoexamen, obtendrás algunos resultados que debes tener en cuenta para saber si es necesario acudir al médico para informar tu preocupación, y que pueda confirmar o descartar cualquier anomalía; te contamos las señales importantes que determinan que un profesional debe inspeccionarte:

  • Bulto o nódulo duro cerca de la axila.
  • Cambios en la forma en la que se ven o se sienten las mamas, como engrosamiento o pesadez.
  • Hoyuelos, arrugas, protuberancias, o crestas en la piel de la mama.
  • Cambios en el pezón, como el hundimiento.
  • Enrojecimiento, sensación de calor, hinchazón o dolor.
  • Picazón, escamas, llagas o erupciones.
  • Secreción sanguinolenta del pezón.