Por: Alexandra Méndez • Colombia.com

La historia de Liz Parrish, la mujer que rejuveneció cuatro décadas con terapia genética

La mujer pasó de tener una edad biológica de 62 años a una de 21 años.

Gracias a terapia genética, mujer rejuveneció 4 décadas. Foto: Instagram lizlparrish
Gracias a terapia genética, mujer rejuveneció 4 décadas. Foto: Instagram lizlparrish

La mujer pasó de tener una edad biológica de 62 años a una de 21 años.

Liz Parrish es una controversial empresaria estadounidense que en 2015 decidió someterse a un innovador procedimiento médico para lograr retrasar su edad biológica. En aquel momento, la mujer tenía 44 años de edad cronológica y una edad biológica de 62 años. 

La mujer viajó hasta Colombia para recibir una terapia genética controvertida por expertos, la cual habría resultado muy efectiva. Pues ahora, a sus 53 años cronológicos, luce como de 25. 

En una entrevista reciente, habló sobre su estado de salud y su físico luego de casi una década de haber recibido el tratamiento. Según Liz, las últimas pruebas que se practicó a inicio de año revelaron que el estado de sus telómeros es el mismo que el de una persona sana de 25 años, parámetro que se usa comúnmente para determinar la edad biológica de una persona. 

Pero este no es el único indicador, la empresaria indicó hay al menos 12 variables. “Actualmente, estamos trabajando con siete genes para encontrar terapias que puedan curar todos los efectos. Lo que sí puedo decir también es que mis valores personales en otras pruebas de salud han mejorado de forma sustancial, lo cual resulta alentador”, señaló en entrevista para El Mundo. 

De acuerdo con Parrish, el tratamiento al que se sometió consistió en tomar telomerasa y folistatina, dos sustancias que ayudan a las células a mantener su longitud y además promueven el crecimiento del músculo y la reducción de las grasas. 

“El músculo es crucial. Mucha gente piensa que sólo tiene finalidades estéticas, pero nada más lejos de la verdad. Cinco años después, tomé unas enzimas que mejoran las funciones cerebrales y renales y la salud cardiovascular”, explicó. 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Pese a que algunos expertos señalan que los estudios de esta empresaria carecen de validez porque no han sido sometidos a controles científicos, su caso es realmente fascinante. Según Liz, muy pronto otras personas podrán beneficiarse de este tratamiento. 

“Todo lo que he hecho se basa en evidencias científicas. De lo contrario, no me habría postulado como paciente cero de los tratamientos. Fundé BioViva para transferir terapias genéticas que habían existido en investigación, en algunos casos durante más de una década, a los humanos que más las necesitan. Mi objetivo es también acelerar la aprobación de medicamentos innovadores”, concluyó.

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