Gestos racistas de un hincha de Millonarios en partido contra Flamengo en El Campín

Colombia es un país con una mezcla racial permanente y cada una de nuestras tradiciones manifiesta esa maravillosa colcha de retazos entre lo negro, lo indígena, lo mestizo, y en menor medida, lo blanco y europeo.

Muchos colombianos hemos sido discriminados por nuestro color de piel y por nuestra nacionalidad afuera de nuestras fronteras, y sabemos perfectamente que la gracia y hermosura de nuestra raza tiene que ver con nuestro origen amalgamado, por eso, en un país en donde el 40% de la población es negra y las raíces indígenas son irrebatibles, resulta insólito que seamos racistas.

La alegría de los seguidores de Millonarios por haber alcanzado un empate con sabor a victoria en El Campín ante el Flamengo de Brasil, representó para los aficionados azules, no una muestra de conformismo, sino de coraje, porque con desventaja de un gol y con un hombre menos, se logró apelar a la valentía y vergüenza deportiva para lograr la paridad.

Millonarios tuvo lo que pocas veces tienen los equipos colombianos en torneos internacionales, que cuando se ven enfrentados a condiciones adversas se amilanan y terminan por perder, algunas veces por marcadores escandalosos.

Mientras todo era un grito de alegría en el estadio de la calle 57 en Bogotá, un desubicado que se hace llamar hincha embajador, hizo gestos plenamente reconocidos en el mundo del fútbol y que se asocian con el racismo, pues se dirigió hacia los pocos seguidores de Flamengo que llegaron a la fría Bogotá de estos días haciendo el ademán de mono.

Algunos hinchas, tanto azules como del ´mengao´, captaron la reprochable situación y de manera inmediata la pusieron a circular a través de las redes, escenario digital en el que aparecieron diversos comentarios, la mayoría condenando la acción y otros que, con ironía, hacían mención de la condición ´aria´ del seguidor embajador al que le pareció muy gracioso tener ese repudiable gesto racista sin importar que frente a él se encontrara un menor de edad.

Brasil cuenta con la población negra más numerosa de Suramérica, le sigue Venezuela y luego Colombia, un país en donde resulta inconcebible que exista discriminación racial, la que lamentablemente es centenaria y difícil de erradicar.