Por: David Ferrer • Colombia.com

Emboscada al sueño papal: ¿Qué tan cerca hemos estado de tener un papa colombiano?

La historia de Crisanto Luque y su paso por el Conclave de 1958 reaviva la aspiración de que un cardenal colombiano se convierta en papa.

Ningún cardenal colombiano rompió el secreto del Conclave, pero dejaron una huella imborrable. Foto: EFE
Ningún cardenal colombiano rompió el secreto del Conclave, pero dejaron una huella imborrable. Foto: EFE

La historia de Crisanto Luque y su paso por el Conclave de 1958 reaviva la aspiración de que un cardenal colombiano se convierta en papa.

Desde la creación del primer purpurado en Colombia en 1953 hasta las especulaciones sobre un potencial como papa en 2005, nuestro país ha albergado expectativas de ver algún día a un cardenal colombiano al frente de la Iglesia.

Aunque hasta hoy ningún colombiano ha sido elegido Papa, dos figuras han quedado marcadas como las más cercanas a ese honor: Crisanto Luque Sánchez y Alfonso López Trujillo.

Un legado de cercanía y expectativas

El cardenal Crisanto Luque Sánchez, arzobispo de Bogotá, recibió la birreta roja de Pío XII en 1953. Cinco años después, participó en el Cónclave de octubre de 1958 que consagró a Juan XXIII.  Aunque no hay registro oficial de votos, su presencia como el único cardenal colombiano entre 51 electores puso a Colombia por primera vez en el mapa de las votaciones papales.

La sola participación de Luque despertó ilusiones locales y planteó la pregunta de si la Iglesia latinoamericana contaba con el peso suficiente para liderar el catolicismo global.

Décadas más tarde, Alfonso López Trujillo, arzobispo de Medellín y presidente del Pontificio Consejo para la Familia, se perfiló como posible papa en el Cónclave de abril de 2005.

Su cercanía al pontificado de Juan Pablo II y su influencia en la Curia vaticana lo convirtieron en protagonista de rumores y análisis en medios especializados. Aunque nunca hubo confirmación de votos, la etiqueta de “papabile” encendió de nuevo la ilusión de un liderazgo colombiano en el Vaticano.

Ambos escenarios comparten elementos: la irrupción de los cardenales colombianos en cónclaves históricos y el anhelo de que la voz de América Latina ocupase el trono pontificio. Sin embargo, esos sueños chocaron con la realidad de un Cónclave altamente competitivo y reservado.

Ni Luque ni López Trujillo lograron superar el delicado equilibrio de fuerzas entre Europa, América y África, terreno donde finalmente se eligieron a Juan XXIII y Benedicto XVI, respectivamente.

Hoy, la figura del “papa colombiano" conserva un valor simbólico. Refleja la madurez de la Iglesia local, su aporte teológico en debates sobre familia y justicia social, y la creciente presencia de fieles en toda Latinoamérica.

Aun así, persiste la pregunta: ¿cuándo un cardenal colombiano romperá el secreto del Conclave y alcanzará la tiara petrina? Mientras tanto, la memoria de Luque y López Trujillo inspira a nuevas generaciones de obispos y fieles a mirar hacia Roma con esperanza.

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