Cónclave: ¿Qué hay detrás del nombre que elige el nuevo papa y cuáles están prohibidos por el Vaticano?
Pilas con el nombre del nuevo Papa: no es carreta, dice mucho más de lo que parece sobre su proposito y el futuro de la Iglesia.
Pilas con el nombre del nuevo Papa: no es carreta, dice mucho más de lo que parece sobre su proposito y el futuro de la Iglesia.
Cuando un cardenal es elegido papa, una de las decisiones más importantes que debe tomar no tiene que ver con política ni con doctrina. Lo primero que suele hacer el nuevo pontífice, y que todo el mundo nota, es escoger un nuevo nombre. Puede parecer un detalle menor, pero en realidad está cargado de historia, simbolismo y mensajes que no siempre se dicen en voz alta.
Esta tradición se remonta al siglo VI, cuando Juan II tuvo la iniciativa de no hacer uso de su nombre de nacimiento, su nombre original era Mercurio, y como era un dios pagano, no pegaba con el nuevo rol de líder cristiano. Desde entonces, ningún papa ha conservado su nombre de pila al asumir el pontificado.
En muchos casos, es normal elegir nombres de papas anteriores como una forma de rendir homenaje o dar continuidad con el trabajo que este llevaba a cabo. Por ejemplo, Juan Pablo II juntó los nombres de Juan XXIII y Pablo VI, figuras clave del Concilio Vaticano II. Benedicto XVI, opto por ese nombre en honor a San Benito, patrono de Europa y símbolo de paz y espiritualidad.
Sin embargo, también hay quienes rompen el molde, como el recién fallecido papa, quien eligió llamarse Francisco, un nombre inédito en la historia del papado. Lo hizo pensando en San Francisco de Asís, un santo ligado a la humildad, la pobreza y el amor por la naturaleza.
¿Qué nombres tienen prohibido elegir los papas?
Aunque técnicamente pueden elegir cualquier nombre, hay algunos que están fuera de discusión, ya sea por respeto o por simple sentido común. Un ejemplo de estos son:
-Pedro II, por ejemplo, nunca se ha usado. Tomar ese nombre sería casi como ponerse al nivel de San Pedro, el primer Papa, y nadie quiere cargar con esa comparación.
-Judas: un nombre también está vetado, y no hace falta explicar mucho por qué. Aunque Judas Tadeo es un santo muy querido, el nombre sigue recordando a Iscariote, el traidor de la Iglesia por excelencia.
Y ni hablar de nombres como Lucifer o cualquier otro con raíces paganas como Apolo. Esos ni siquiera se consideran.
Así que en los próximos días, cuando escuches el famoso “Habemus Papam”, pon atención al nombre que elige el nuevo líder del catolicismo. No es un capricho ni un formalismo, es una señal de lo que ese papa quiere representar y hacia dónde piensa llevar a la Iglesia.