Atentado en el club El Nogal: víctimas no creen en la reparación tras 20 años de la tragedia

Este 7 de febrero se cumplieron 20 años del atentado al club El Nogal de Bogotá, hecho que le arrebató la vida a 36 personas y dejó otras 200 más heridas. Tras dos décadas de la tragedia, las víctimas no creen en la reparación.

Juan Carlos Ujueta contó su historia en Noticias Caracol. En la tarde de ese 7 de febrero, salió de una clase de ajedrez rumbo al club El Nogal, donde quedó de verse con su novia y su hermano para cenar en un restaurante del establecimiento.

Alejandro Ujueta, hermano de la víctima, llegó al lugar cuando una explosión originada por un carrobomba terminó con su vida, mientras que Juan Carlos cayó a un piso inferior, puesto que el suelo donde estaba se quebró tras la fuerte detonación.

Voluntarios de la Defensa Civil encontraron varias horas después a Juan Carlos, quien había quedado inconsciente al recibir un golpe en la cabeza por los escombros. Fue trasladado al Hospital Militar, donde le indujeron un coma para impedir una inflamación en su cerebro.

Trece días después del atentado, pudo respirar de manera autónoma y comenzó un proceso de recuperación en el que tuvo que aprender cosas desde cero. Al enterarse de la muerte de su hermano, actuó de una manera violenta, pero luego se fue acostumbrando de su ausencia y hoy lo recuerda con cariño. “La vida es un camino, no un fin”, destacó ante ese medio de comunicación.

Finalmente, Ujueta asegura que no alberga “ningún sentimiento negativo en contra de nadie” pues el atentado no iba en contra de ninguna de las personas que se encontraban en el club El Nogal. Sin embargo, dijo que no cree en la reparación, pues así capturaran a los responsables del hecho, eso no le devolvería a su hermano.

Por su parte, Martha Luz Amorocho, madre de unas de las víctimas en el atentado del Club El Nogal, afirmó en diálogo con la revista Semana que la herida que le dejó la muerte de su hijo Alejandro no ha sanado.

“Espacios dolorosos llevamos en Colombia viviendo más de 500 años, en este país. Y la única razón o motivo por el que hemos estado abriendo nuestro corazón y nuestras vidas es, precisamente, para poner un granito de arena para la no repetición, que es la única reparación, que no vuelva a ocurrir lo que vivimos. Que las madres y los hijos no tengan que morir por violencia como sucede regularmente”, dijo.

Al igual que Juan Carlos, Martha Luz considera que ninguna reparación le va a devolver a su hijo. “Yo quiero que me digan dónde compro la familia que tenía, eso sería reparación, y es que me quitaron una finca digamos y me la devuelven después de diez años, los árboles crecieron, los vecinos no están ya, eso no es real. Reparación no es cambiar un celular. Nosotros no pusimos demanda precisamente por eso, porque no podemos comprar un hijo”, puntualizó.

Finalmente, Amorocho aseguró que cada una de las víctimas del conflicto armado tiene su verdad sobre los hechos, por lo cual la realidad de cada uno no debe imponerse sobre el dolor o la historia del otro.

“Hacemos lo que queremos como Dios nos hizo, mientras nosotros sigamos los unos y los otros y buscando al culpable al frente y limpiando imagen, pues vamos a repetir. ¿Cuándo vamos a ser colombianos, cuándo vamos a ser país?”, cuestionó ante ese medio de comunicación.