Por: Redacción Actualidad • Colombia.com

Los enfrentamientos a tiros entre las bandas criminales tienen aterrorizada a Buenaventura

Los enfrentamientos a tiros entre las bandas criminales tienen aterrorizada a Buenaventura, un puerto que no conoce lo que es dormir tranquilamente y en el que el abandono del estado es total.

En Buenaventura se mezcla una riqueza natural con una inmensa pobreza que favorece la delincuencia. Foto: Twitter @OpenHistories
En Buenaventura se mezcla una riqueza natural con una inmensa pobreza que favorece la delincuencia. Foto: Twitter @OpenHistories

Los enfrentamientos a tiros entre las bandas criminales tienen aterrorizada a Buenaventura, un puerto que no conoce lo que es dormir tranquilamente y en el que el abandono del estado es total.

Buenaventura no sabe lo que es el pleno descanso, cuando llega la noche comienza el suplicio para miles de habitantes del puerto vallecaucano sobre el océano Pacífico, quienes deben prácticamente que dormir en el piso con la cabeza bien agachada por temor a que una bala se cuele por una ventana o una puerta y termine impactándolos.

Los habitantes de muchas de las zonas deprimidas cuentan que mientras están tratando de conciliar el sueño, el sonido de las balas los pone en alerta y los ruidos de correteos en las calles y en los callejones los pone con “el cristo en la boca” temiendo lo peor.

Si de pronto, en medio de la oscuridad de la noche la puerta suena, el miedo es peor porque muchos imaginan que la muerte sencillamente tocó el timbre y llegó la hora de abandonar este mundo, así son las noches en Buenaventura, un puerto en donde la única ley que existe es la del silencio y la muerte, un lugar en donde la presencia del estado es esporádica y en donde se dejaron ganar terreno, mucho terreno y mar por las fuerzas delincuenciales que operan allí.

Cada noche se escuchan múltiples disparos, especialmente en las zonas más deprimidas del puerto, caldo de cultivo para la delincuencia porque la pobreza y el abandono estatal son evidentes, entonces se vuelve a la rutina de lanzarse al suelo y proteger a los más pequeños, porque además de la pobreza, es casi que una constante que existan muchas madres con muchos pequeños, ellas están solas porque generalmente su padre “se voló” o ya se encuentra muerto.

Los desplazamientos en Buenaventura son inmensos, son muchas las personas que se han visto obligadas a dejarlo todo en el puerto con tal de no dejar su vida o la de los suyos allí, por eso el clamor de Buenaventura se dirige hacia el presidente de la República para que haga presencia en la ciudad y controle la zona de las bandas criminales que acabarán con la población.

En Buenaventura las bandas al servicio del narcotráfico tienen totalmente aterrorizada a la población, el expendio y consumo de drogas, la prostitución, los secuestros y robos, componen la variada oferta delincuencial del puerto, que le resta oportunidades a los más jóvenes, que no tienen más opción que ser parte de las bandas o escapar a cualquier lugar en busca de mejor futuro.