Por: Juan Carlos García Sierra • Colombia.com

Claudia Rodríguez de Castellanos, de las iglesias evangélicas a las curules del Congreso

Claudia Rodríguez de Castellanos es el ejemplo vivo del poder económico y político de las iglesias evangélicas en el país, porque el caudal electoral de sus fieles es apetecido por todos.
 

Claudia Rodríguez de Castellanos fue la primera pastora evangélica en ingresar a la política colombiana. Foto: Youtube
Claudia Rodríguez de Castellanos fue la primera pastora evangélica en ingresar a la política colombiana. Foto: Youtube

Claudia Rodríguez de Castellanos es el ejemplo vivo del poder económico y político de las iglesias evangélicas en el país, porque el caudal electoral de sus fieles es apetecido por todos.
 

El poder de las llamadas iglesias evangélicas en Colombia ya no se remite al dinero que puedan haber reunido durante décadas los dueños de diferentes centros de reunión que acogen a millones de fieles casi a diario, porque actualmente la comunidad evangélica no solo representa un importante grupo de la población, sino que son un apetecido grupo en épocas electorales.

A Colombia la Constitución Política de 1991 la deshipotecó del Sagrado Corazón de Jesús y la libertad de cultos permitió que las comunidades cristianas no católicas comenzaran a propagarse rápidamente por todo el territorio nacional reclutando nuevos seguidores, en su mayoría descontentos con la religión que imperó en el país y fue considerada como la oficial.

Una de las primeras figuras políticas emanadas de la comunidad evangélica fue Claudia Rodríguez de Castellanos, una abogada que saltó a la palestra por ser la esposa de César Castellanos, un pastor con gran poder y con quien fundó la Misión Carismática Internacional, una organización con varias sedes en Colombia y Latinoamérica.

El bichito del poder político picó a la pastora bogotana nacida en 1960 y fue la primera pastora evangélica en incursionar en estas lides. Rodríguez de Castellanos fue candidata a la Presidencia de la República en 1990, elecciones que dieron como ganador a César Gaviria Trujillo y en donde la líder evangélica obtuvo más de 33.000 votos siendo la sexta más votada detrás de Regina 11, Rodrigo Lloreda Caicedo, Antonio Navarro Wolff y Álvaro Gómez Hurtado.

En 1991 fue elegida para integrar el Senado de la República, desde allí comenzó a ganar poder político apoyada por los fieles de sus iglesias. En su primera incursión en el órgano legislativo estuvo hasta 1994, pero entre 2006 y 2010 estuvo nuevamente ocupando una curul.

Su familia es un ejemplo del poder religioso extendido a la política, porque su esposo César Castellanos fue representante a la Cámara en 1998 y su hija Sara Castellanos fue concejal de Bogotá y candidata al Senado de la República, siguiendo los pasos de su mamá.

La familia Castellanos se dio cuenta de que los seguidores de su congregación eran un voto seguro en las elecciones y así lograron llegar a ocupar cargos públicos, y desde entonces, los políticos de todas las especies y credos, se dan cuenta que ganarse al electorado evangélico es obtener un importante y decisivo número de sufragios en los comicios.

Claudia Rodríguez de Castellanos fue candidata a la Alcaldía de Bogotá y obtuvo la tercera votación, pero en 2004 fue designada por Álvaro Uribe Vélez como embajadora colombiana en Brasil.

Para el periodo comprendido entre 2018 y 2018 volvió al Senado, pero para 2022 impulsó la candidatura de su hija Sara, quien finalmente no fue elegida, sin embargo, el poder político logrado gracias a la influencia de los seguidores de su iglesia hace que con seguridad pueda ser siendo vista en futuras legislaturas en los entes legisladores del país.