Por: Juan Carlos García Sierra • Colombia.com

Reficar, el mayor escándalo de corrupción con muchos culpables y solo dos condenados

En el escándalo de Reficar se perdieron más de 8.000 millones de dólares, sin embargo, muchos nombres aparecen como culpables y apenas hay dos condenas, una de ellas con casa por cárcel.

Instalaciones de Reficar, Refinería de Cartagena, filial de Ecopetrol y la más moderna del país. Foto: Youtube
Instalaciones de Reficar, Refinería de Cartagena, filial de Ecopetrol y la más moderna del país. Foto: Youtube

En el escándalo de Reficar se perdieron más de 8.000 millones de dólares, sin embargo, muchos nombres aparecen como culpables y apenas hay dos condenas, una de ellas con casa por cárcel.

El escándalo de Reficar es uno de los tantos episodios de corrupción en Colombia que fueron mediáticos durante un tiempo, generaron indignación, promesas de investigación y castigo para los implicados, pero que luego se olvidó y el país, como siempre, se quedó sin conocer todo el asunto y con todos sus protagonistas pagando sus delitos.

Este hecho de corrupción es considerado con el mayor en la historia del país, supera incluso al carrusel de la contratación y Agro Ingreso Seguro es tan extenso el asunto que se necesitaron más de 6.200 páginas para relatar la responsabilidad fiscal en el caso que significó, según la Contraloría General de la Nación, un detrimento de más de 8.000 millones de dólares.

El escándalo se originó cuando se planeó la construcción de la Refinería de Cartagena, Reficar, cuyas obras iniciaron en 2007, pero solo hasta 2016 estalló y fue revelada una gran trama corrupta en la que se vieron involucrados funcionarios del Gobierno de Álvaro Uribe Vélez y Juan Manuel Santos Calderón, así como la constructora suiza Glencore y la estadounidense CB&I.

Reficar es una subsidiaria de la estatal petrolera Ecopetrol y su construcción fue otorgada por la administración Uribe de manera arbitraria a la firma suiza Glencore, que jamás había construido una refinería en su historia, dos años después la constructora anunció su fracaso en la obra y esta se le entregó, también de forma arbitraria, a la estadounidense CB&I.

Con la llegada de la firma estadounidense el Gobierno Uribe afirmó que recuperaría recursos y tiempo, pero la obra se demoró más y se gastó exagaredamente más dinero y fueron encontradas adiciones presupuestales del 100 hasta el 2.000%, cuando en el sector público no pueden pasar del 50%.

En el año 2019 se conoció que cerca de 150 millones de dólares fueron gastados en fiestas, licor y compañía femenina para los asistentes y ejecutivos, sin embargo, el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas y el presidente de Ecopetrol, Juan Carlos Echeverry fueron eximidos de responsabilidad.

La Contraloría determinó que por adiciones en exceso de 1,3 billones de pesos se determinó responsabilidad solidaria, a título de culpa grave, en contra de los funcionarios de Reficar: Carlos Eduardo Bustillo, Andrés Riera Burelli, Reyes Reinoso Yanez, Orlando José Cabrales y Magda Manosalva.

De igual manera, el ente de control encontró responsables a los miembros de la junta directiva de Reficar: Diana Calixto, Pedro Alfonso Rosales, Javier Genaro Gutiérrez, Hernando José Gómez y Henry Medina.

La responsabilidad fiscal recayó sobre las empresas Chicago Bridge & Iron Company CB&I UK Limited, CBI Colombiana, Foster Wheeler USA Corporation y Process Consultants Inc.

Por aprobación de adiciones de 1,6 billones de pesos se halló fiscalmente responsables a los funcionarios de Reficar: Carlos Eduardo Bustillo, Andrés Riera Burelli, Reyes Reinoso Yanez y Magda Manosalva.

También se otorgó responsabilidad a Javier Gutiérrez, Pedro Alfonso Rosales, Natalia Gutiérrez y Uriel Salazar, al igual que los cuatro contratistas.

El 18 de agosto de 2022 un juez de Bogotá condenó a Felipe Castilla Canales y Orlando Cabrales Martínez, expresidentes de Reficar como responsables del delito de contrato sin cumplimiento de requisitos legales.

A Cabrales se le dio beneficio de casa por cárcel por enfermedad y a ambos se les vetó de por vida para contratar con el Estado

Seis años después el caso sigue ‘embolatado’ y hasta el momento el país no atina más que a decir aquello a lo que se acostumbró: “esa platica se perdió”.