Hernán Darío Herrera es experto en WhatsApp y atender una rueda de prensa al mismo tiempo

Hernán Darío Herrera, el entrenador antioqueño del Once Caldas, más conocido como ´el arriero´, tiene al conjunto blanco en lo más alto de la tabla de posiciones y con un agónico gol en el Hernán Ramírez Villegas de la ciudad de Pereira, derrotó al equipo de la capital de Risaralda.

Once Caldas fue más práctico y con golazo de Mateo García, su volante estrella, después de una jugada de Dayro Moreno, logró derrotar a un Deportivo Pereira que lo intentó de todas las formas posibles, pero se encontró con un equipo con oficio, de esos que sabe estructurar el técnico que fue el timonel del último título de Atlético Nacional en la Liga BetPlay.

Ring Ring Arriering

El arriero Herrera fue uno de los llamados para la rueda de prensa al término del encuentro y protagonizó una curiosa escena cuando en medio de la cita con los periodistas su teléfono celular comenzó a sonar con alto volumen, de manera que el entrenador lo sacó de su bolsillo, cortó la llamada y al ponerlo sobre la mesa alcanzó a responder mensajes de WhatsApp mientras entregaba sus impresiones a los comunicadores.

Hernán Darío Herrera, con la seriedad que lo caracteriza, miraba de reojo el artefacto sobre el escritorio y seguía respondiendo textos, por lo que muchos comenzaron a especular en medio de la rueda de prensa sobre quién y qué le estaban diciendo al entrenador.

Jocosamente, algunos afirmaron que quién llamó a Hernán Darío Herrera fue su esposa, pero como no respondió, entonces procedió rápidamente a escribirle por la popular aplicación de mensajes la lista del ´mandado´ que debería llevar a la casa desde Pereira.

En la hipotética lista podría estar, sin orden de importancia, unos chorizos santarrosanos para el desayuno del miércoles o unos turrones que han hecho tan famosa a la Perla del Otún.

Once Caldas anda dulce y tomando el mejor café luego de su triunfo en la noche del martes y espera seguir líder en solitario cosechando puntos que le permitan distanciarse cómodamente de sus perseguidores.