Por: Alexandra Méndez • Colombia.com

Novena de aguinaldos: consideración del día 5 para leer en familia

Conoce la consideración que debes leer en el día 5 de la tradicional novena de aguinaldos.

Novena de aguinaldos: consideración día 5. Foto: Freepik
Novena de aguinaldos: consideración día 5. Foto: Freepik

Conoce la consideración que debes leer en el día 5 de la tradicional novena de aguinaldos.

Del 16 al 24 de diciembre, muchas familias colombianas se reúnen para rezar la tradicional novena de aguinaldos, una de las costumbres católicas más esperadas de la época navideña por muchos. 

La novena de navidad se suele rezar con varias personas, ya sea en casa con seres queridos, con vecinos o con amigos. Esta celebración representa la preparación para recibir al Niño Jesús en nuestros corazones tras su nacimiento. 

Cada día de la novena, se leen o se escuchan las llamadas “consideraciones”, que son pequeños textos llenos de reflexiones y enseñanzas las cuales nos ayudan a conectar con el verdadero significado de la Navidad y a entender el propósito de la llegada de Jesús al mundo.

Las consideraciones nos recuerdan que la Navidad no es solo una fiesta para disfrutar de las luces y las decoraciones o recibir regalos, sino un momento para reflexionar sobre el amor y la unión familiar. A continuación te compartimos la lectura del día 5 de la novena de aguinaldos para que profundices tus conocimientos sobre el sentido de la Navidad y refuerces tus valores como cristiano. 

Consideración día 5

Ya hemos visto la vida que llevaba el Niño Jesús en el seno de su purísima Madre; veamos hoy toda la vida que llevaba también María durante el mismo espacio de tiempo. Necesidad hoy de que no tengamos en ella si queremos comprender, en cuanto es posible a nuestra limitada capacidad, los sublimes misterios de la encarnación y el modo como hemos de corresponder a ellos.

María no cesaba de aspirar por el momento en que gozaría de esa visión beatífica terrestre; la faz de Dios encarnado. Estaba a punto de ver aquella faz humana que debía iluminar el cielo durante toda la eternidad, Iba a leer el amor filial en aquellos mismos ojos cuyos rayos deberían esparcir para siempre la felicidad en millones de elegidos. Iba a ver aquel rostro todos los días, a todas horas, cada instante, durante muchos años.

Iba a verle en la ignorancia aparente de la infancia, en los encantos particulares de la juventud y en la serenidad reflexiva de la edad madura… Haría todo lo que quisiese de aquella faz divina; podría estrecharla contra la suya con toda la libertad del amor materno; cubrir de besos los labios que deberían pronunciar la sentencia a todos los hombres; contemplarla a su gusto durante su sueño o despierta, hasta que la hubiese aprendido de memoria… ¡Cuán ardientemente deseaba ese día!

Tal era la expectativa de María … Era inaudita en sí misma, mas no por eso dejaba de ser el tipo magnífico de toda la vida cristiana. No nos contentemos con admirar a Jesús residiendo en María, sino por esencia, potencia y presencia.

Sí, Jesús nace continuamente en nosotros y de nosotros, por las buenas obras que nos hace capaces de cumplir y por nuestra cooperación a la gracia; de manera que el alma del que se halla en gracia es un seno perpetuo de María, un Belén interior sin fin. Después de la comunión, Jesús habita en nosotros, durante algunos instantes, real y sustancialmente como Dios y como hombre, porque el mismo Niño que estaba en María está también en el Santísimo Sacramento. ¿Qué es todo esto, sino una participación de la vida de María durante esos maravillosos meses, y una expectativa llena de delicias como la suya?

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