Por: Mary Mora Escamilla • Colombia.com

Dromomanía: obsesión por viajar

El mundo de los viajes está en contacto con la salud mental, pero ¿cuáles son las características del trastorno viajero más problemático?

¡Entérate si eres fanático a viajar!. Foto: Shutterstock
¡Entérate si eres fanático a viajar!. Foto: Shutterstock

El mundo de los viajes está en contacto con la salud mental, pero ¿cuáles son las características del trastorno viajero más problemático?

Algunos hacen referencia a este concepto como patológico y como una necesidad incontrolable de huir del lugar donde la persona habita.

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Incluso emplean el término obsesión a viajar con el nombre de “dromomanía”. Sin embargo, los estudios científicos parecen indicar que viajar está íntimamente relacionado con la felicidad, pues nos ayuda a tener recuerdos placenteros y a vivir nuevas e increíbles experiencias.

Entonces, ¿realmente existe la obsesión por viajar?, ¿es lo mismo fanatismo por viajar que dromomanía? ¡Toma nota, esto podría responder todas tus dudas!

Pero ¿qué es dromomanía?

La dromomanía se define en la Real Academia Española (RAE) como la "inclinación obsesiva o patológica por trasladarse de un lugar a otro". Puesto así, la obsesión a viajar sería como una especie de "fuga" o "huida" de la propia vida o de la propia realidad, lo que nos hace intuir las consecuencias nefastas de esta obsesión o manía.

Algunas personas confunden la adicción a viajar con la dromomanía, pero nada tienen que ver estos dos conceptos. Ser obsesivo a viajar, como cualquier dependencia, tendría que ver más con la estimulación excesiva del área y, por tanto, la liberación de dopamina se daría en grandes cantidades en el cerebro. En la actualidad, no hay constancia de que ser fanático a viajar sea un trastorno, por el contrario, viajar favorece el bienestar de las personas, pero ten cuidado, algunas actividades en exceso pueden llegar a ser perjudiciales.

¿Cuándo se convierte en un problema?

Viajar no es ningún problema, el problema surge cuando la persona no está a gusto consigo misma y utiliza los viajes como manera de evitar la realidad que le envuelve. Cuando una persona no disfruta de su trabajo, ni de su vida cotidiana, ni disfruta de actividades placenteras en el lugar en el que reside, puede experimentar estrés o depresión y embarcarse en viajes que le permitan evadir su realidad. 

Cuando estamos de vacaciones, este puede ser el oxígeno que la persona necesita para lo que considera su triste o amarga vida. Viajar en estos casos es un intento de reducir el malestar y la ansiedad que la persona puede padecer. Pero ¿qué daño puede hacernos un viaje más? Al principio ninguno. Al inicio puedes viajar todo lo que quieras y todo lo que te puedas permitir, y aquí es donde llega el problema.

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Expertos señalan que “es probable que alguien desee escapar de su rutina diaria o dejar atrás una experiencia traumática, lo que puede llevarle a abandonar las situaciones o lugares que evocan los recuerdos dolorosos. Ahora bien, en ningún caso viajar es el problema en sí mismo, sino una conducta evitativa que tiene como objetivo reducir el dolor”.

Existen personas que no renuncian a hacer cuatro o cinco viajes al año y para ello tienen que endeudarse. Unos renuncian a sus trabajos estables porque no les permiten viajar todo lo que desean; otros rompen con sus parejas o desaparecen de la vida de sus familiares porque no pueden resistirse a recorrer el mundo.

¿Cómo saber si sufres de este trastorno?

Para darte cuenta si sufres dromomanía tienes que atender a los motivos de tus viajes. ¿Viajas porque te gusta o viajas porque lo necesitas? Las respuestas no son las mismas. La necesidad hace la dependencia producto de la obsesión. Las personas que sufren de este trastorno tienen pensamientos obsesivos con los viajes, sufren un auténtico síndrome de abstinencia cuando vuelven del viaje y solo encuentran alivio en la preparación de una nueva aventura.

Viajas porque necesitas huir, porque viajar es la única manera de sentirte feliz, porque no te gusta tu vida y quieres irte lejos, porque cuando vuelves de tus viajes y te intentas instalar en tu vida habitual no encuentras tu lugar, tan solo frustración. Esto le sucede a mucha gente, lo de no encontrar el sentido de la vida, lo de las crisis vitales, lo de sentirte estafada por la vida y lo de querer escapar de tu propia vida. P

Ninguna obsesión es buena, aunque no estemos hablando de sustancias psicoactivas, sino de algo muy placentero y saludable. El hecho de ser dependiente de esta actividad es lo que lo convierte en peligroso, así que será mejor que te pongas en manos de profesionales.

Lo positivo de la Dromomanía

No queremos ser fatalistas y decir que emprender una nueva aventura es malo, por el contrario viajar te enriquece, te humaniza, te ayuda en tu desarrollo personal, crea vínculos con las personas con las que viajas o las que te encuentras en el camino, viajar te ayuda a desconectar de las responsabilidades diarias, algo necesario que nada tiene que ver con la conducta de evitación. Un viaje rompe con tu rutina y al mismo tiempo favorece tu equilibrio emocional. ¿Qué se podría pedir?

No hay nada malo en que dediques tus días libres a viajar, digan lo que digan los demás. Si te gusta viajar, haz las maletas y recorre el mundo. Si viajar te hace feliz, viaja. Pero procura que no sea la única cosa que te haga feliz.

¡Disfruta de tus viajes y crea nuevas experiencias, pero siempre con las razones correctas!