Barranquilla

Por: Redacción Turismo • Colombia.com

Iglesia de San Nicolás de Tolentino

Nicolás de Tolentino sacerdote italiano y primer santo de la orden de San Agustín, tuvo una vida entregada a las personas de escasos recursos y a las necesidades de los enfermos, renunciando a los aspectos materiales e incluso a una adecuada alimentación, entregó su vida por quienes la estaban perdiendo y jamás se quejó por ello.

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Iglesia de San Nicolás de Tolentino una conexión con la religión y con si mismo. Foto: Shutterstock
Iglesia de San Nicolás de Tolentino una conexión con la religión y con si mismo. Foto: Shutterstock

Nicolás de Tolentino sacerdote italiano y primer santo de la orden de San Agustín, tuvo una vida entregada a las personas de escasos recursos y a las necesidades de los enfermos, renunciando a los aspectos materiales e incluso a una adecuada alimentación, entregó su vida por quienes la estaban perdiendo y jamás se quejó por ello.

TESTIGO DE LA HISTORIA BARRANQUILLERA

Barranquilla en sus primeros años fue llamada como San Nicolás de Barranquilla, es el lugar por donde ingresó el desarrollo a Colombia y tiene como patrón a este santo que también tiene su propio templo representado en la Iglesia de San Nicolás de Tolentino, tradicional monumento de la capital del Atlántico y declarado Bien de Interés Cultural de Carácter Nacional por el gobierno en el año de 2005. La historia de la ciudad parece ser contada fielmente por el templo y la relación entre las dos no puede ser quebrantada.

La Iglesia de San Nicolás de Tolentino es una construcción de estilo neogótico cuya edificación tardó cerca de 300 años debido a la dificultad que se encontró para la obtención de los recursos económicos necesarios. Ubicado en el Centro Histórico fue considerada durante muchos años como la primera iglesia de la ciudad hasta cuando la parroquia de María Reina fue elevada a la condición de catedral y le confirió a esta última un mayor status dentro de la jerarquía católica.

La iglesia fue sometida a un proceso de restauración que inició en el año de 2009 y finalizó en 2011 convocando desde entonces a un número creciente de visitantes que quieren ser testigos de las reliquias principales que esta ofrece: un paño con sangre real del santo italiano y un altar mayor en el cual se encuentra incrustado un hueso pequeño de San Nicolás de Tolentino.

El famoso Paseo Bolívar símbolo metropolitano que engrandece la belleza de la ciudad cuenta con esta iglesia en su costado oriental, combinando el descanso y el turismo con la fe, haciendo una representación del recogimiento y la historia de una ciudad que trabaja y goza pero que también eleva oraciones al creador.

Pero la asistencia a la iglesia no tiene siempre un exclusivo fin piadoso, sino que la contemplación del arte sacro hace que la visita cobre importancia, así como una colección de piezas religiosas de cientos de años de antigüedad compuesta por artículos reunidos por el artesano Enrique Yidi en sus viajes a la Tierra Santa.

Esta colección no está abierta permanentemente al público pero concertando una cita con el templo se puede disfrutar de siglos de arte religioso representados en cruces de madera, joyas, copones de oro y múltiples objetos de gran significado histórico.

La restauración de la Iglesia de San Nicolás de Tolentino hace parte del proceso de renovación urbana del centro de la ciudad, convierte los espacios en áreas limpias y libres de atiborramiento por ventas ambulantes que tanto aquejaron a esta zona y que ahora se presentan adornados en favor del turismo de una ciudad que quiere recobrar el brillo que tenía como Puerta de Oro de Colombia, título valioso que fue proferido por el ex presidente Marco Fidel Suárez como reconocimiento a su condición de puerto universal.

El turismo en Barranquilla tiene muchos atractivos y también una razón de fe, ingresar a la Iglesia de San Nicolás de Tolentino es conectarse con el origen mismo de la principal metrópoli de Colombia en el océano Atlántico.