Eje Cafetero

Por: Juan Carlos García Sierra • Colombia.com

Mirador de Chipre, atardeceres acompañados de una taza de café

Hay una ciudad que canta al viento su alegría, hay una ciudad que en sus faldas confeccionadas por las alturas andinas está enmarcada por un cielo de rosa, hay una ciudad de zafiros de alba y que rumorosa se adentra en el alma de quien la visita, hay una gran ciudad que Pablo Neruda bautizó acertadamente como la fábrica de atardeceres, ¡Ay Manizales del alma!

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Atardecer en Manizales. Foto: Shutterstock
Atardecer en Manizales. Foto: Shutterstock

Hay una ciudad que canta al viento su alegría, hay una ciudad que en sus faldas confeccionadas por las alturas andinas está enmarcada por un cielo de rosa, hay una ciudad de zafiros de alba y que rumorosa se adentra en el alma de quien la visita, hay una gran ciudad que Pablo Neruda bautizó acertadamente como la fábrica de atardeceres, ¡Ay Manizales del alma!

Es fácil entender que la capital del departamento de Caldas es un pasodoble porque esta ciudad forjada con hacha por arrieros acostumbrados a domar fieras con un brazo y tumbar monte con el otro es un vaivén vital que sube y baja como sus cumbres, tiene calma pero su ritmo puede ser frenético como la mejor faena ejecutada a la más furiosa de la bestias de su fiesta brava.

Para dejar que Manizales se meta en los poros de la piel y penetre en los pulmones, se debe permitir a los sentidos establecer una conexión única, un contacto natural y espiritual que regocija todo el ser de quien afortunado, respira su aire y siente su clima evocador de los nevados que celosos vigilan la joya que la naturaleza entregó como don preciado a este privilegiado lugar de Colombia.

Manizales es orgullosa y quien la mira de arriba hacia abajo debe demostrar su nobleza y es justo desde las alturas que se puede contemplar a una capital que altiva como sus montañas es una ciudad de ensueño como verídicamente lo dice su himno.

La “Colina iluminada” como cariñosamente la llaman quienes han cedido al embrujo de su geografía puede observarse en su extensión desde el Mirador de Chipre, una torre panorámica que desde momentos mismos de la fundación de la ciudad fue terreno del cementerio y luego funcionó allí un tanque de aprovisionamiento de agua y que la distribuía por toda la zona.

Actualmente es un parque temático urbano y atrae visitantes nacionales y extranjeros que desean extasiar sus sentidos con la hermosa panorámica que ofrece y que permite divisar la capital de Caldas, los nevados del Ruíz y Santa Isabel y los valles de los ríos Cauca y Risaralda.

Foto: Shutterstock

El Mirador de Chipre es un referente obligado de la ciudad de Manizales y se encuentra ubicado en el sector de Chipre en la zona metropolitana de la ciudad, allí puede disfrutar de atractivos para los visitantes como columpios extremos a más de 30 metros de altura, caminatas al aire libre, juegos interactivos para todas las edades y un completo servicio de restaurantes y lógicamente, disfrutar de una taza del café más suave y delicioso del mundo.

El Mirador de Chipre no es solo un atractivo turístico más o una simple área destinada a la observación, este lugar simboliza la tradicional pujanza antioqueña que abriendo trocha entre la cordillera fue dejando su semilla entre las fundaciones que realizaba como queriendo agrandar una estirpe que con el paso de los tiempos sabe reconocer su origen.

Foto: Shutterstock

El Mirador de Chipre rinde homenaje a los colonizadores que fundaron la ciudad e hicieron de la arriería y la caficultura, la razón de ser de un pueblo que le brinda al país identidad y honor.

Venga a Manizales, recórrala y obsérvela muy bien, véala y camínela de abajo hacia arriba y confirme lo que el poeta chileno disfrutó desde las montañas, desde el mirador de Chipre se desnuda el alma manizaleña en forma de atardecer.

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