Conoce las tres islas más extrañas de América Latina por sus místicas historias
América Latina alberga islas extraordinarias con historias místicas, desde Pascua hasta las espeluznantes muñecas en México.
América Latina alberga islas extraordinarias con historias místicas, desde Pascua hasta las espeluznantes muñecas en México.
Las islas son destinos muy paradisíacos para muchos viajeros amantes de la naturaleza y de apreciar estos lugares algo deshabitados donde la relajación es el principal objetivo.
Muchas de estas han pasado de ser las más visitadas a las más extrañas y en América Latina existen las tres islas más extrañas que van desde grandes montañas hasta selvas tropicales, pero en estos 3 lugares es posible observar algunos árboles con formas extrañas, como muñecas, cabezas y casas flotantes.
Pascua, la isla de los moáis
Conocida también cómo “Rapa Nui”, esta isla se encuentra en medio del océano Pacífico, aproximadamente a 3,700 kilómetros de la costa de Chile, y se le conoce por sus piedras misteriosas, llamadas moáis que generan gran intriga a los arqueólogos y viajeros que pasan por este destino.
Estas piedras son testigos de una civilización antigua que dejó su huella de manera muy visible. Además de su arqueología, esta isla ofrece unas playas muy limpias e increíbles paisajes costeros donde se ven cráteres volcánicos que abarcan toda la maravilla extraordinaria del lugar.
Los Uros: una civilización artificial
Este pueblo indígena habita en el lago Titicaca, ubicada en la fría treta entre Perú y Bolivia. Se considera que allí están los habitantes más antiguos del lago y su cultura remonta desde muchos años atrás.
Se les conoce por sus islas flotantes que están hechas a base de una planta acuática que crece en este lado, se le conoce como planta totora. Esto fue construido con el fin de evitar el conflicto bélico con los unas por los propios Uros.
La isla de muñecas
Cerca a la ciudad de México se encuentran los canales de Xochimilco y se le conoce por ser el hogar de miles de muñecas abandonas que cuelgan de los árboles, las cuales fueron puestas por su anterior cuidador de nombre Julián Santana Barrera, quien tenía la creencia de que estas muñecas ayudarían a ahuyentar a tres espíritus de niñas que se habían ahogado muy cerca de allí.
El origen de la leyenda dice que este hombre encontró una muñeca flotando en el canal después de la tragedia de las niñas y decidió colgarla en un árbol para honrar su memoria. Con el tiempo, Julián continuó recolectando muñecas y colgándolas en la isla, hasta el punto de darle una apariencia espeluznante al lugar. Algunos visitantes afirman que las muñecas están poseídas y que sus ojos siguen a quienes las observan.
Sin embargo, es un punto que atrae a miles de curiosos por lo paranormal y por las historias místicas y aunque el hombre ya falleció en el año 2001, este sitio sigue presente y causando temor, aunque no deja de ser un punto turístico.