El Hoyo Soplador: Símbolo de la sorpresa que caracteriza la visita a la isla de San Andrés

San Andrés es un tradicional destino turístico para los colombianos y en las últimas décadas también lo es para los extranjeros que quieren visitar el Caribe insular colombiano y realizar un turismo diferente al de las playas de Cartagena o Santa Marta.

Los colombianos que han disfrutado de la isla tienen una fotografía obligada como testimonio de la visita a la principal isla del archipiélago y es la del hoyo soplador, generalmente cuando el viento y el agua entran en acción y permiten que un chorro de agua salga despedido del suelo y se eleve por algunos metros.

El Hoyo Soplador de la isla de San Andrés ha sido el causante de numerosas emociones y unas cuantas vergüenzas porque algunos incautos han visto como sus prendas de vestir también vuelan por los aires en medio de una escena dispuesta por una caprichosa creación de la naturaleza.

Muchos confunden el Hoyo Soplador con un géiser, pero en la atracción sanandresana no brotan aguas termales, sino la propia agua del océano a través de un agujero, que con la expulsión de un potente chorro de agua que puede sorprender a los desprevenidos turistas.

Este fenómeno se origina porque bajo el agujero u hoyo existe un sistema de cuevas, cuando la marea del océano Atlántico golpea con fuerza las rocas, el agua busca una rápida salida y encuentra esa posibilidad en el hoyo soplador.

El Hoyo Soplador es un curioso fenómeno que solo la naturaleza puede crear y que se ha convertido en visita obligada y escenario de fotografías y videos, porque quien viaje a San Andrés y no disfruta del Hoyo Soplador, no realizó una visita completa.

Luego de disfrutar de esta divertida visita, los turistas pueden deleitarse con una deliciosa piña colada o un coco loco preparado con destreza y exquisitez por manos expertas que saben darle al visitante una razón para siempre volver.

Par disfrutar no es necesario pagar ninguna tarifa, es totalmente gratis, pero si es obligatorio que la marea se encuentre alta para que la fuerza del viento y de las aguas del Caribe logren hacer aparecer repentinamente ese potente chorro que siempre despierta emoción y momentos muy divertidos.