¿Por qué es más frecuente la cistitis en la mujer?

El aparato urinario es el encargado de fabricar la orina y se encuentra en la cavidad abdominal. Está formado por los riñones, los uréteres, la vejiga y la uretra.

Riñón. El riñón es un órgano doble (hay dos) que elabora la orina con la que se elimina agua y desechos del organismo; además tiene otras funciones, como regular la presión sanguínea. Pesa unos 150 gramos, tiene forma de alubia y el tamaño de un puño, aproximadamente. Los riñones elaboran la orina a partir de la depuración de la sangre, la cual filtran en sus cavidades (cálices), que confluyen en la pelvis renal, que continúa con el uréter.

Uréter. El uréter es otro órgano doble que une cada riñón con la vejiga desembocando en ésta por el meato ureteral.

Vejiga. La vejiga es un órgano único que se localiza en el centro de la pelvis, por delante del recto y del útero en la mujer. Tiene forma esférica y continúa con la uretra en la porción más inferior. Su función es almacenar la orina y desempeña un papel fundamental al expulsarla al exterior cuando alcanza su límite de capacidad.

Uretra. La uretra es un órgano donde terminan las vías urinarias. Por este conducto se expulsa la orina de la vejiga al exterior. La uretra de la mujer mide unos cuatro centímetros, a diferencia de la de los hombres, que tiene cuatro porciones (uretra prostática, membranosa, bulbar y peneana).

Esfínteres. Los esfínteres son estructuras funcionales cuya función es doble: por un lado mantiene la orina en la vejiga durante el llenado de la misma y, por otro, facilita su evacuación durante el acto miccional (de orinar).

¿Por qué es más frecuente la cistitis en la mujer?

Existen una serie de factores que favorecen la instauración de una cistitis en la mujer:

Inicio de la actividad sexual (conocido como la cistitis de la luna de miel).

Actividad sexual, ya que durante el coito se facilita la entrada pasiva de gérmenes hacia la vejiga.

Uso y abuso de espermicidas que pueden alterar la cantidad y calidad de la flora vaginal.

Cambios hormonales: menopausia, fases del ciclo menstrual o embarazo.

Uso de aromatizantes vaginales, generalmente disueltos en alcoholes y jabones con propiedades antibacterianas que disminuyen la flora vaginal.

Factores climáticos, como altas temperaturas y/o humedad, que favorecen el crecimiento de bacterias. Las cistitis más frecuentes aparecen a finales de verano y principios de otoño.

Edad avanzada, cuando suele haber pequeños escapes de orina que favorecen el crecimiento y la colonización de bacterias, ya que se crea un ambiente húmedo.

Higiene personal escasa.

Estreñimiento intestinal; éste permite la superpoblación de bacterias en el reservorio intestinal o las diarreas crónicas, que alteran el equilibrio bacteriano a favor de los gérmenes patógenos para las vías urinarias.