Nuestra Señora de la Abundancia: ¿Cuáles son los milagros que se le atribuyen?

La Virgen de la Abundancia es venerada desde hace muchos años y se recurre a ella para hacer importantes peticiones y tener abundancia de gracias. De hecho, es de esta manera desde el año 1640, luego de que los habitantes de una pequeña ciudad de Italia fueran testigos de algunos eventos prodigiosos.

Se trata de Cursi, una ciudad de la provincia de Lecce en Italia, donde una prolongada sequía se había convertido en la principal preocupación de las personas que allí residían, pues no había caído ni una sola gota durante nueve meses, lo cual hizo que agricultores desistieran de cosechar, pues los cultivos no prosperarían.

No obstante, todo cambió cuando Biaggio Natali, un agricultor de la zona, se acercó al pequeño templo de un campo llamado Melito y presenció la materialización de la imagen de una mujer con un bebé en sus brazos, justo frente a una pared donde estaba pintada la Virgen María con el Niño Jesús. 

La mujer le dijo: “no te preocupes, yo soy la Reina del Cielo; tranquiliza a tus paisanos, vine por su súplicas. Asegúrales que a partir de este momento su sufrimiento ha terminado y como un signo de mi protección tendrán una cosecha abundante.

El párroco de Cursi en esa época, Don Giovanni Domenico Coccioli, también había soñado con la Virgen la noche anterior, por lo que creyó la historia contada por el agricultor y organizaron una procesión, camino al lugar de la procesión; al regreso cayó una repentina lluvia que duró tres días y las cosechas prosperaron, a pesar de que el tiempo de cultivo ya había pasado

Por esta razón, los habitantes agradecieron a la Virgen, pues se había manifestado con una gracia abundante, tal como lo había prometido, y la nombraron Nuestra Señora de la Abundancia; posteriormente levantaron en su honor un templo más grande en el lugar de la capilla de Melito con un altar que incluye el muro con la imagen de la Virgen y el Niño Jesús.

Una segunda aparición

Años más tarde, en 1706 específicamente, un joven de la misma ciudad llamado Angelo Macchia fue alcanzado por una repentina tormenta que logró atemorizarlo, ya que venía acompañada de relámpagos y granizo, por ende, buscó refugio al interior del Santuario.

Estando allí dentro decidió encomendarse a la Virgen para olvidarse un poco del miedo que estaba sintiendo en aquel momento, cuando una mujer sonriente apareció junto a él y lo tomó de la mano; acto seguido lo llevó camino al exterior y una vez se encontró a las afueras, desapareció.

Para su sorpresa, unos rayos enceguecedores cayeron sobre el edificio, provocando un terrible incendio que hizo que la cúpula se desmoronara y todo el edificio colapsara; de no ser por la aparición de la mujer, este joven habría muerto al interior del santuario, por lo cual se considera que es la intervención divina de la Virgen María.

Nuevamente, los habitantes de este lugar agradecieron a Nuestra Señora de la Abundancia y construyeron un Santuario mucho más grande y majestuoso, conservando el altar con la estatua de piedra de la Virgen y el Niño, donde ahora reposa también una cita en latín reportando la noticia de la reconstrucción. Tiempo después Angelo Macchia se convirtió en sacerdote.