Por: Redacción Vida y Estilo • Colombia.com

Oración al Espíritu Santo por Santa Teresa Benedicta de la Cruz

Cuando necesites ser testigo de la presencia del Espíritu Santo en tu vida, puedes rezar esta increíble oración escrita por Santa Teresa Benedicta de la Cruz o Santa Edith Stein.

Santo de hoy: Poderosa oración para invocar al Espíritu Santo. Foto: Shutterstock
Santo de hoy: Poderosa oración para invocar al Espíritu Santo. Foto: Shutterstock

Cuando necesites ser testigo de la presencia del Espíritu Santo en tu vida, puedes rezar esta increíble oración escrita por Santa Teresa Benedicta de la Cruz o Santa Edith Stein.

Santa Edith Stein o Santa Teresa Benedicta de la Cruz, como es mejor conocida, fue nombrada por Juan Pablo II como patrona de Europa, junto con Santa Catalina y Santa Brígida; se le conmemora el 09 de agosto. Aunque en un principio se consideraba atea, poco a poco se fue acercando a la iglesia y tuvo experiencias que hicieron que cambiara su perspectiva; de hecho, en vida escribió una oración dirigida al Espíritu Santo, la cual fue compartida por el portal ‘Orar con el Corazón Abierto':

Oración al Espíritu Santo

¿Quién eres tú, dulce luz, que me llena e ilumina la oscuridad de mi corazón? Me conduces como una mano maternal y si te consintieras irte de mí no sabría cómo dar un paso más. Tú eres el espacio que abraza mi existencia y la sepulta en Ti lejos de Ti se hunde en el abismo de la nada, desde donde la elevaste a la luz.

Tú, más cerca de mí que yo a mí mismo y más íntimo que mi más profundo interior todavía implacable e intangible, y más allá de todo nombre: ¡Espíritu Santo amor eterno! ¿No eres acaso el dulce maná que del corazón del Hijo se desborda hacia mi corazón, el alimento de los ángeles y los santos?

Él, que se elevó a sí mismo de la muerte a la vida, Él también me ha despertado a una nueva vida del sueño de muerte, y me da una nueva vida día a día y a veces, su plenitud fluye a través mío, vida de tu vida realmente, Tú mismo: ¡Espíritu Santo, vida eterna! ¿Eres tú el rayo que destella desde el trono del Juez eterno e irrumpe en la noche del alma que nunca se ha conocido a sí misma?

Misericordiosamente, implacable penetra en todo rebaño escondido alarmado de verse a sí mismo, el yo hace espacio para el santo miedo, el principio de esa sabiduría que viene de lo alto y nos ancla firmemente en las alturas. Tú, acción que nos crea nuevos: ¡Espíritu Santo, rayo que penetra todas las cosas! ¿Eres tú la plenitud del Espíritu y el poder por el que el Cordero abrió  los sellos del eterno mandato de Dios? 

Conducido por Ti los mensajeros del juicio recorren el mundo y separan con una filuda espada el reino de la luz del reino de la noche, el cielo se renueva y la tierra se renueva y todo encuentra su lugar.  A través de su aliento: ¡Espíritu Santo, poder victorioso! ¿Eres Tú el maestro que construye la catedral eterna, que se eleva desde la tierra hasta los cielos?

Algunos datos sobre Santa Teresa Benedicta de la Cruz. Foto: Twitter @DesdeLaFeMx

Animados por Ti, las columnas son erigidas hasta lo alto y se paran inmóvilmente firmes. Marcados con el nombre eterno de Dios, se estiran hacia la luz sosteniendo el domo que corona la santa catedral tu trabajo que circunda el mundo: ¡Espíritu Santo, mano de Dios que moldea! ¿Eres Tú aquel que creó el claro espejo junto al trono del Todopoderoso como un mar de cristal en el que la divinidad amorosamente se completa a sí misma

Tú te doblas ante el más recto trabajo de tu creación, y radiantemente tu mirada penetrante es iluminada en recompensa y de todas las criaturas, la belleza pura se junta en una en la amorosa forma de la Virgen, tu novia inmaculada: ¡Espíritu Santo, Creador de todo! ¿Eres tú la dulce melodía del amor y de Santa reverencia que eternamente resuena alrededor del trono trino,  que une a sí misma en el campaneo de todos y cada uno de los seres

La armonía que junta a los miembros con la cabeza en el que cada uno encuentra el misterioso significado de su bendita existencia y alegremente ondea hacia delante libremente disuelto en tu ondear: ¡Espíritu Santo, júbilo eterno!