Por: Redacción Vida y Estilo • Colombia.com

Oración de San Cirilo de Alejandría a la Virgen María

Hay una antigua e importante oración dedicada a la Virgen María que debes conocer, la cual fue creada por San Cirilo de Alejandría al proclamar la maternidad divina de la Madre de todos.

Reza esta oración para encomendarte a la Santísima Virgen María. Foto: Shutterstock
Reza esta oración para encomendarte a la Santísima Virgen María. Foto: Shutterstock

Hay una antigua e importante oración dedicada a la Virgen María que debes conocer, la cual fue creada por San Cirilo de Alejandría al proclamar la maternidad divina de la Madre de todos.

San Cirilo de Alejandría fue un obispo y doctor de la Iglesia que luchó contra los herejes y se dedicó a defender los principios morales; de hecho, su principal objetivo era mantener viva y fortalecer la fe católica, además de defender la maternidad divina de la Virgen María en el Concilio de Éfeso.

Y es que, precisamente, este hombre se encargó de escribir una de las plegarias más antiguas dedicadas a la Santísima Virgen María, para proclamar su maternidad divina; hoy te enseñamos esta poderosa oración, compartida por el portal ‘Ideas para Orar’.

Oración a la Virgen María

Dios te salve, María, Madre de Dios, tesoro veneradísimo de todo el orbe, antorcha inextinguible, corona de virginidad, cetro de recta doctrina, templo indestructible, habitación de Aquél que es inabarcable, Virgen y Madre, por quien nos ha sido dado aquél que es llamado bendito por excelencia, y que ha venido en nombre del Padre.

Salve a ti, que en tu santo y virginal seno has encerrado al Inmenso e Incomprehensible. Por quien la Santísima Trinidad es adorada y glorificada, y la preciosa Cruz se venera y festeja en toda la tierra. Por quien exulta el Cielo, se alegran los ángeles y arcángeles, huyen los demonios. Por quien el tentador fue arrojado del Cielo y la criatura caída es llevada al Paraíso.

Por quien todos los hombres, aprisionados por el engaño de los ídolos, llegan al conocimiento de la verdad. Por quien el santo Bautismo es regalado a los creyentes, se obtiene el óleo de la alegría, es fundada la Iglesia en todo el mundo, y las gentes son movidas a penitencia.

¿Y qué más puedo decir? Por quien el Unigénito Hijo de Dios brilló como Luz sobre los que yacían en las tinieblas y sombras de la muerte. Por quien los Profetas preanunciaron las cosas futuras. Por quien los Apóstoles predicaron la salvación a los gentiles. Por quien los muertos resucitan y los reyes reinan, por la Santísima Trinidad.

¿Quién de entre los hombres será capaz de alabar como se merece a María, que es digna de toda alabanza? Es Virgen Madre, ¡oh cosa maravillosa! Este milagro me llena de estupor. ¿Quién ha oído decir que al constructor de un templo se le prohíba habitar en él? ¿Quién podrá ser tachado de ignominia por el hecho de que tome a su propia Esclava por Madre?

Así, pues, todo el mundo se alegra (...); también nosotros hemos de adorar y respetar la unión del Verbo con la carne, temer y dar culto a la Santa Trinidad, celebrar con nuestros himnos a María, siempre Virgen, templo santo de Dios, y a su Hijo, el Esposo de la Iglesia, Jesucristo Nuestro Señor. A Él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.