¿Por qué no deberías secarte la cara con la toalla de manos?

Con frecuencia buscamos soluciones para lucir un rostro hermoso y libre de imperfecciones, ya sea con cremas, mascarillas, remedios caseros o tratamientos que se venden en el mercado, sin embargo, dejamos de lado un aspecto muy importante, la correcta limpieza.

Puede que hayas incluido dentro de tu rutina de belleza la costumbre de lavarte la cara mañana y noche para que esté libre de gérmenes, pero cuando terminas la secas con la misma toalla con la que te secas las manos o el cuerpo; si es así, lamento decirte que has estado perdiendo tu tiempo, pues queda igual de sucia. 

Y es que aunque parezca algo exagerado o sin importancia alguna, este es un proceso muy importante para la salud cutánea, pues las bacterias y residuos que se acumulan en las toallas pueden terminar convirtiéndose en una alergia, brote o acné indeseado.

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¿Por qué deber evitar la toalla de manos y de cuerpo?

La razón principal y aquella que habrás escuchado con mayor frecuencia es por la presencia de bacterias que pueden estar presentes en estas toallas por la presencia de humedad, la continua exposición al ambiente y la piel muerta que queda ahí prendida; no obstante, no es la única.

Las cremas, las lociones y los tratamientos del cabello también hacen parte de tu rutina diaria, y aunque no las notes, quedan en tu cuerpo; por esta razón, cuando te secas también estás dejando residuos de estos productos que no están diseñados para ser usados en la cara, debido a que el pH es diferente. 

Al secar tu cara con la misma toalla del cuerpo y de las manos donde quedaron este tipo de sustancias, resultarán afectados tus poros, pues terminarán obstruyéndose y ocasionando algunas infecciones que terminan en irritación e imperfecciones.

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¿Cuál es la forma correcta de secarse el rostro?

• Lo ideal es que dispongas una toalla de material suave para uso exclusivo de tu rostro; ten en cuenta que debe estar en buen estado y alejada del resto de las partes de tu cuerpo y de cualquier factor del ambiente que pueda contaminarla. 
• Es importante que la laves constantemente, por lo menos 2 veces a la semana, para que esté libre de todo tipo de bacterias y suciedad. 
• Una vez observes que coge mal olor con mayor frecuencia o que se ha llegado a deteriorar demasiado, debes reemplazarla por una nueva inmediatamente, pues ya de nada servirá lavarla, seguirá sucia.