Este hábito de higiene al levantarte podría estar afectando tu salud: ¿qué consecuencias trae?

Los seres humanos solemos tener rutinas diarias y hábitos que nos facilitan la vida. Uno de estos es tender la cama al despertar para tener un pendiente menos durante el día. Aunque esta práctica puede parecer positiva, ya que fomenta el orden, la productividad y la claridad mental, la realidad es que puede traer efectos negativos para la salud. 

Según el doctor y creador de contenido en Tiktok @pologuerrero.med, nuestra cama puede convertirse en el hábitat ideal de pequeños insectos y organismos como los ácaros, que están muy relacionados a enfermedades de las vías respiratorias. 

“Los ácaros del polvo viven en lugares calientes y donde no pega la luz del sol, por ejemplo: la cama”, explica. Allí se acumula mucha piel muerta que puede convertirse en su alimento. 

Los ácaros son pequeños insectos, similares a las arañas, pero mucho más pequeños, generalmente imperceptibles para el ojo humano. Se encuentran comúnmente en el polvo doméstico, especialmente en lugares como colchones, almohadas, alfombras y cortinas. 

Estas plagas microscópicas, aunque invisibles, pueden desencadenar reacciones alérgicas y agravar problemas respiratorios como el asma. Al tender la cama tan pronto como te levantas, estarías permitiendo que estas criaturas prosperen en tu lugar de descanso, haciéndote más propenso a enfermar.

Durante la noche, nuestro cuerpo suda y genera humedad en las sábanas, creando un ambiente perfecto para la proliferación de los ácaros. Dejar la cama sin tender por unas cuantas horas no solo ventilará tu cama, sino que disminuirás el riesgo de desarrollar alergias y problemas respiratorios. 

“La recomendación es que tardes dos o tres horas después de levantarte para tender tu cama, de esta manera se ventilan las sabanas, entra la luz del sol y el ácaro del polvo se deshidrata”, concluye el especialista. 

Entre los principales riesgos de permitir la reproducción de los ácaros están: el desarrollo de alergias acompañadas de síntomas como estornudos, secreción nasal, ojos llorosos, tos y congestión nasal, ataques de asma y problemas de la piel como la dermatitis atípica que causa enrojecimiento, picazón y formación de protuberancias.