San Elías del Monte Carmelo: oración contra males y grandes necesidades

De San Elías, el profeta, a quien también se le conoce como San Elías del Monte Carmelo, o el Tesbita, se habla ampliamente en la Biblia; se dice que sus labores proféticas iniciaron con la predicción de sequías y catástrofes que serían producto de los pecados del Rey Acab. Posterior a ello, se refugió en una cueva tras ser perseguido por el monarca, finalmente fue arrebatado hacia los cielos en un carro de fuego, luego de separar las aguas del Jordán con su manto, seguido por Eliseo.

Elías y Moises aparecieron en la transfiguración del Señor, siendo los únicos que vieron la gloria del Señor en Horeb. A él se le reconoce también como el fundador de la Orden Carmelita, teniendo en cuenta que las historias relatan que venció a los falsos dioses en el Monte Carmelo, de donde proviene uno de los nombres que se le otorgan.

Son muchas las personas que acuden a este santo, especialmente para obtener milagros en la salud, sin embargo, también es capaz de otorgar ayuda en situaciones difíciles; es por esta razón que el día de hoy compartimos contigo una poderosa oración para combatir todo tipo de males y suplir necesidades, publicada por el portal experto ‘Oraciones de Sanaciones’.

Oración contra males y necesidades

Gloriosísimo santo y profeta de Dios, San Elías del Monte Carmelo, gran celador de su honra y fundador de la orden de mara, desde cuya cumbre la vislumbrasteis con espíritu profético, en aquella pequeña nube que subía del mar, sin mezcla de sus amarguras, y que subiendo la Montaña santa descendió en copiosa lluvia sobre los agostados campos de Israel, símbolo de las gracias que María había de derramar por el mundo con su santo Escapulario.

No permitas, santo mío, que yo pase necesidad alguna, y ampárame en los momentos en que me vea agobiado y compungido, liberándome de todo mal, desastres, pobreza y maleficios que me sucedan por distintos azares de esta vida. (Exponer el problema y la petición)

Haced, Oh santo padre mío, que a ejemplo vuestro consagre yo toda mi vida a honrar a la que es nuestra Madre y nuestro consuelo. Que alimentado con la Santísima Eucaristía pueda caminar por el desierto de esta vida sin desfallecer, como caminasteis Vos, alimentado por aquel pan hasta el Monte Horeb, huyendo de la impía Jezabel.

Enseñadme a huir de los engaños de este mundo y de las astucias del demonio, para que, imitando vuestro celo por la gloria de Dios, algún día pueda estar a vuestro lado cantando las alabanzas de Dios y de su Madre santísima, a quien deseo ver y amar eternamente. Así sea.