Golpe al sistema educativo: Donald Trump inicia cierre del Departamento de Educación

En un movimiento que ha generado polémica y encendido el debate en Estados Unidos, el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva para iniciar el desmantelamiento del Departamento de Educación. Según Trump, esta medida busca devolver la gestión educativa a los estados, argumentando que el sistema federal ha sido ineficiente y costoso. Durante la ceremonia de firma, Trump afirmó: “Vamos a cerrar este departamento lo más rápido posible. No nos está haciendo ningún bien”.

Aunque el cierre completo del Departamento requiere la aprobación del Congreso, la orden ejecutiva ya establece pasos concretos, como la reducción de oficinas regionales y la transferencia de funciones clave a otras agencias. Desde que Trump asumió el cargo, la plantilla del Departamento ya se ha reducido a la mitad, y ahora se espera que esta medida impacte aún más en áreas como la financiación de la educación pública, los derechos civiles y las ayudas estudiantiles.

El Departamento de Educación, creado en 1979, supervisa más de 100.000 escuelas públicas y gestiona una cartera de 1,6 billones de dólares en préstamos estudiantiles. Sin embargo, Trump justificó su decisión señalando que, a pesar de los 3 billones de dólares invertidos en 45 años, los resultados académicos en matemáticas y lectura han empeorado. Según él, los estados están mejor preparados para manejar la educación sin la "burocracia de Washington".

La medida ha sido recibida con reacciones mixtas. Mientras los republicanos celebran la reducción del gobierno federal, los demócratas y sindicatos educativos advierten que esto podría aumentar las desigualdades en el acceso a la educación. Una encuesta reciente reveló que el 65% de los estadounidenses se opone al cierre del Departamento, lo que refleja la controversia que rodea esta decisión.

Por ahora, Trump confía en que el Congreso respalde su propuesta, aunque necesitará 60 votos en el Senado, donde los republicanos solo tienen 53 escaños. Mientras tanto, el futuro de la educación en Estados Unidos queda en el aire, con un intenso debate sobre el impacto de esta medida en los estudiantes y las comunidades más vulnerables.