En 37 días un hombre se casó y se divorció 4 veces para obtener una licencia remunerada

Los tiempos modernos son agitados, especialmente en el trabajo, existen países desarrollados que han logrado su éxito gracias al trabajo de duro de sus habitantes, y en muchos casos resulta ser tan duro, que genera graves problemas de estrés y consolida al tiempo libre o de descanso, no solo como una necesidad, sino todo un tesoro.

La isla de Taiwán, antes llamada Formosa por los conquistadores portugueses y cuya soberanía reclama China, es una nación conformada por modernas ciudades y una economía de mercado que la ha insertado en el mundo avanzado, allí la vida y la producción es frenética y sus habitantes son el fundamento de su organización y buenos resultados.

En el mundo suceden casos muy extraños y Taiwán no es la excepción, pero estos muchas veces no son productos de la terquedad, ingenuidad o locura de la gente, sino todo lo contrario, son el producto de aprovechar diferentes circunstancias, o en el caso de esta isla oriental, de vacíos o lagunas de su legislación.

La ley en Taiwán determina que cuando una persona contrae matrimonio tiene derecho a recibir una licencia remunerada de 8 días, ese fue el beneficio que recibió un empleado anónimo quien contrajo nupcias en 6 de abril de 2020, hasta ahí todo normal.

Cuando su licencia remunerada estaba por terminar el hombre decidió divorciarse de su esposa, algo que también es normal en estos tiempos en los que lo que no sirve se desecha, pero curiosamente a los dos días volvió a casarse con la misma mujer, ahí el asunto dejó de ser normal.

Como se había vuelto a casar solicitó una nueva licencia remunerada amparado por las leyes, luego se casó con la misma mujer 4 veces y se divorció 3 veces en un lapso de 37 días, con lo que esperaba obtener una licencia remunerada de 32 días.

El banco en el que trabajaba el hombre se dio cuenta de la extraña situación y se negó a darle la licencia por lo que el trabajador acudió a la Oficina de Trabajo en Taipei para denunciar la acción de la empresa, el banco fue multado por no haberle dado la licencia al hombre, pero el banco apeló la sentencia argumentando que el abuso malicioso de la licencia no era razón para que se le adjudicara esta.

Luego de un año de litigio legal, en días pasados el Tribunal de Justicia ratificó el fallo y determinó que si bien, la conducta del hombre no había sido ética, no infringía la ley, y en cambio, confirmó que el banco sí lo hizo al no otorgarle la licencia.

El caso generó acalorados debates entre la ética y la legalidad y puso de manifiesto diversos vacíos en las leyes de Taiwán.