Las personas que se volvieron objetos
Existen objetos llamados en honor a las personas que los crearon o los descubrieron, aunque también, algunos fueron producto de la caprichosa idea de alguien.

Existen objetos llamados en honor a las personas que los crearon o los descubrieron, aunque también, algunos fueron producto de la caprichosa idea de alguien.
Conozcamos el origen del nombre de algunas cosas, verbos y males que nos han acompañado a través de los últimos tiempos.
Amperio
Es una medida de intensidad eléctrica que nos recuerda al científico francés André- Marie Ampere.
Atorrante
Cuando la ciudad de Buenos Aires construía su acueducto, se dejaron en la calle varios tubos gigantes de concreto ingleses de marca A. Torrant, estos fueron usados por indigentes como refugio y con el tiempo a cualquier persona con mal aspecto se le comenzó a llamar atorrante.
Big Ben
Se llama así al reloj de la Torre de Londres, pero realmente es su campana instalada en el Ministerio de obras de Dir Benjamin Hall, apodado “El Gran Ben (Big Ben).
Boicot
Charles Boycott era un agente al servicio de un terrateniente inglés y los irlandeses lo odiaban y decidieron excluirlo de toda actividad social, con el tiempo Boicot significaba sabotear.
Dantesco
Atribuido a Dante Alighieri y sus terribles descripciones de escenas en la Divina Comedia, con lo que un hecho horripilante se considera dantesco.
Enfermedad de Alzheimer
Este mal degenerativo e incurable fue descubierto por Alois Alzheimer, de alalí su nombre.
Farenheit
Esta medida de temperaturas se debe a Gabriel Farenheit, científico polaco que inventó el termómetro.
Fucsia
Keonhard Fuchs descubrió una planta en la selva suramericana que siglos después se bautizó como Fucsia en su honor, también terminaría por nombrarse así a un color.
Guillotina
El médico Joseph Guillotin no creó la guillotina, pero estuvo a favor de su aplicación en la ley, por esa razón se le nombró así.
Ley de Murphy
Un Capitán de Fuerza Aérea de Estados Unidos comentó acerca de un motor mal ensamblado que “Lo que pueda fallar, fallará”, entonces su jefe, George Nicholls decidió bautizar dicho principio con el apellido del mecánico que realizó mal el trabajo con el motor, un tal Murphy.
Linchar
George Lynch creó una ley que permitía a particulares aplicar juicios a criminales y el término se aplicó a la aplicación de la justicia por mano propia.
Con seguridad existen más ejemplos de asuntos que llevan el nombre de su creador, así como pronto aparecerán otras con la misma característica y tendremos que acostumbrar a llamar las cosas por su nombre.