Llegará un cambio de presidente en Ecuador: ¿el aliado que Colombia necesita?
La jornada electoral de este domingo definirá si Ecuador opta por una política de mano dura y pragmática o por una transformación social inclusiva.

La jornada electoral de este domingo definirá si Ecuador opta por una política de mano dura y pragmática o por una transformación social inclusiva.
La jornada electoral en Ecuador transcurrió de manera tranquila durante la tarde de este domingo, dando inicio al escrutinio que determinará quién será el próximo presidente de un país marcado por la violencia del narcotráfico.
Según el primer sondeo realizado en boca de urna, se pronosticaba que el actual mandatario, Daniel Noboa, obtendría algo más del 50 % de los votos, mientras que su principal rival, la candidata de izquierda Luisa González, alcanzaría cerca del 42 %. Estas elecciones son especialmente significativas en un contexto en el que Ecuador ha sufrido altos índices de violencia y desafíos socioeconómicos.
Hace cinco años, Noboa era prácticamente un desconocido en la escena política. Habiéndose elegido diputado en 2021 y posteriormente ocupando cargos importantes, su ascenso en las urnas fue notable, sobre todo en las elecciones de 2023, cuando pasó de estar en última posición en la primera vuelta a imponerse en la segunda, derrotando a Luisa González en una contienda marcada por debates intensos y un ambiente electoral violento, en el que incluso se registró el asesinato de otro candidato presidencial.
Noboa se ha destacado por utilizar hábilmente las redes sociales para proyectar una imagen de juventud y dinamismo, lo que ha resonado entre muchos de sus electores. Para enfrentar la creciente violencia y los disturbios en las cárceles, el año pasado declaró el estado de conflicto armado interno, permitiendo una mayor presencia militar en las calles, y tomó medidas controvertidas, como enviar fuerzas policiales a la embajada de México en Quito para detener a un político acusado de corrupción. Estas acciones han generado críticas y acusaciones de extralimitación, aunque sus seguidores lo ven como un líder audaz y decidido.
Por otro lado, Luisa González, vinculada al correísmo y respaldada por el expresidente Rafael Correa, se presenta como la opción de la izquierda. González se define por su compromiso con la reconstrucción del Ecuador, enfatizando la necesidad de fortalecer instituciones como el sistema judicial, sanitario y educativo.
Mientras algunos de sus simpatizantes anhelan un regreso a la época de Correa, otros sostienen que su candidatura representa más un retorno al pasado que una solución a los problemas actuales.
El país enfrenta serios desafíos: violencia persistente, alto desempleo, crisis energética provocada por una sequía que ocasionó cortes diarios de electricidad durante meses, y la expansión del narcotráfico. En este escenario, mientras la campaña de Noboa se ha basado más en su imagen mediática que en propuestas concretas, González insiste en ofrecer soluciones institucionales y técnicas.
Finalmente, la relación bilateral con Colombia podría verse influenciada por el resultado electoral. Una victoria de Noboa probablemente derivaría en una alianza pragmática en temas de seguridad y comercio, mientras que un triunfo de González sugeriría un acercamiento progresista que impulse políticas sociales y de inclusión, en beneficio de la integración regional.