“¿Cuál Verdad?”: Uribe le responde a la Comisión de la Verdad; habló de los falsos positivos

Desde que la Comisión de la Verdad entregó el Informe Final, sobre los hechos de violencia en Colombia, en el que se enmarca cómo operaban los grupos armados, el partido Centro Democrático, ha sido uno de los fuertes detractores de este contenido que llegó a cientos de colegios del país con el fin de conocer el conflicto.

En el informe de la Comisión, miembros de la Fuerza Pública narraron terribles hechos en los que contaron cómo asesinaron a personas inocentes para mostrar resultados, esto bajo las órdenes de sus superiores, y ocurrido en gran parte durante el mandato del expresidente, Álvaro Uribe Vélez. 

Así las cosas, desde aquel momento el partido del exmandatario informó que ellos darían a conocer una cartilla con su propia “verdad”. De ese modo, en la tarde del domingo 2 de octubre, y en medio de la II Cumbre de patriotas con motivo del sexto aniversario del plebiscito por la paz—, el Centro Democrático, en cabeza del ex presidente Uribe, anunció su contrapropuesta al informe final de la Comisión de la Verdad.

Desde la mañana de este lunes, el expresidente Uribe ha compartido en su cuenta de Twitter diferentes documentos con los que relatan la “verdad” que, para ellos, no fue contada por la Comisión y que hoy en sus archivos ellos muestran. 

La cartilla se titula “¿Cuál Paz?”, en ella, el expresidente Uribe enmarca que la Comisión de la Verdad “miente” al afirmar que el modelo de seguridad de Estado buscaba defender la propiedad privada y no a las personas. El extenso documento habla de diferentes anexos de lo que para ellos fue la firma del Acuerdo de Paz, y que para el expresidente Uribe, esto solo le abrió la puerta a la impunidad y a que, según él, el gobierno de Juan Manuel Santos, le mintiera al país con esta negociación.

Dentro de otro de los textos al cual se le tituló, “¿cuál verdad?”, Uribe enmarca con un antetítulo lo que para él significó los ‘Falsos positivos’ con los que miembros del Ejército Nacional, hicieron pasar a campesinos como guerrilleros a los que supuestamente se les dio de baja en combate.

“En el caso de los Falsos Positivos la Comisión de la Verdad asigna la responsabilidad institucional al Ejército cuando muchos de sus integrantes fueron puestos presos por tales delitos antes del Acuerdo de La Habana. El mismo Ejército adelantó investigaciones e hizo denuncias. No se puede confundir la institución con conductas de personas vinculadas”, se lee en la primera parte del fragmento.

Seguido de lo anterior se lee que sobre los Falsos Positivos y allí se refiere a lo dicho ante la Jurisdicción Especial para la Paz, en donde señala qué, “infortunadamente la JEP acogió en una declaración política e impropia de un órgano de justicia”. 

“(El número de la JEP, 6402, es más del doble de los casos registrados por la Fiscalía y el Observatorio de la Memoria y el Conflicto (OMC) del Centro Nacional de Memoria Histórica). La Comisión de la Verdad omitió examinar actividades criminales comunes entre integrantes de la Fuerza Pública y personas que aparecieron asesinados en el doloroso capítulo de estos falsos positivos”, señala. 

Agregan, “si bien no hay que revictimizar familias, el análisis de estos hechos habría resultado necesario para la verdad. Y no se habría requerido revelar nombres con el fin de no revivir dolores de los seres queridos”. 

“En las Fuerzas Armadas circula la versión privada, que no sostienen en público, según la cual muchos falsos positivos se dieron sobre personas que estaban en grupos ilegales y se hacían pasar por inocentes. Con los falsos positivos siento indignación y dolor”, sostiene el exmandatario.

“Los falsos positivos parecieron una estrategia para deshonrar la Seguridad Democrática y afectar a un Gobierno que había conquistado cariño popular. Incluso el nombre daría la impresión de haber sido concebido por las mentes maliciosas de quienes debieron gozar con la tragedia que desacreditaba a nuestro Gobierno y a nuestras Fuerzas Armadas”, se lee en el texto. 

Concluye señalando que lo cierto es que Colombia en 2010, “había ganado mucho en disminución de la violencia, lo que no habría ocurrido de haber existido una política de asesinatos en lugar del designio oficial de la Seguridad con respeto a los valores”.