Por: Paula Castro • Colombia.com

El extraño caso del doctor que ponía testículos de cabra pa' curar la impotencia

El médico estuvo en medio de controversias por sus procedimientos, aunque muchos aseguraron que los había curado.

Médico “curaba” la impotencia de sus pacientes con raro procedimiento. Foto: Shutterstock
Médico “curaba” la impotencia de sus pacientes con raro procedimiento. Foto: Shutterstock

El médico estuvo en medio de controversias por sus procedimientos, aunque muchos aseguraron que los había curado.

John Romulus Brinkley era un médico que vivía en el oeste de Estado Unidos y prometía a sus pacientes lo impensable: una cura milagrosa para la impotencia masculina, pero también para cualquier otra cosa que necesitaran sus pacientes. 

El hombre se dedicaba a recorrer los pueblos en una carreta destartalada y más que un doctor parecía un científico, pero muchas personas lo esperaban, pues habían escuchado ya sus historias de curación y la función de sus pócimas mágicas.

Para curar la impotencia masculina, su procedimiento, tan extravagante como lucrativo, consistía en trasplantar testículos de cabra a los escrotos de los hombres, lo que, según él, devolvía el vigor perdido y por este procedimiento cobraba 750 dólares. 

Estos trasplantes de glándulas de cabra fueron los que lo llevaron a la cima de su carrera y lo catapultaron a la fama por más de 10 años, pero además lo llenaron de dinero en muy poco tiempo.
A pesar de que muchas personas aseguraban haberse curado de sus males, la realidad es que este procedimiento nunca fue respaldado científicamente y según recopiló el medio Infobae, incluso se dudó de la validez de su título médico. 

A pesar de su carrera exitosa hubo quienes lo criticaron constantemente y siempre estuvo en medio de la controversia por quienes aseguraban que todo esto solo era suerte en medio de una mala praxis y fue la razón por la que también le atribuían docenas de muertes de pacientes luego de sus procedimientos. 

A pesar de las advertencias de la Asociación Médica Americana (AMA), que catalogó sus métodos como peligrosos y fraudulentos, Brinkley se mantuvo como una de las figuras más influyentes de la medicina popular durante más de una década.

Los hombres con problemas de impotencia casi que formaban fila a cualquier lugar que él llegará con la esperanza de poder encontrar solución a problema y para estos procedimientos usaba el quirófano alquilado a alguna clínica privada.