LOS TIKUNAS PUEBLAN LA TIERRA

Choza - Amazonas

Choza Amazónica - Shutterstock

YUCHE Y LA MELANCOLÍA DE LA SOLEDAD

Todo tikuna anhela con estar en un lugar único, es más que un espacio físico, es una condición espiritual y ese lugar es el que habitaba Yuche, el primer tikuna.

Yuche vivía en una hermosa choza en un claro en medio de la arena cálida que bordea un arroyo de hermosura sin igual, parecería una simple descripción de un sencillo lugar pero es justamente su elementalidad lo que le confería no solo belleza sino una pureza total.

Y aunque extasiado por el perfectamente hermoso recinto que habitaba, su felicidad no era completa porque él vivía solo, era el único hombre que poblaba la tierra,el resto de habitantes eran las especies animales y vegetales, pero él era un ser sin par.

Yuche veía pasar el tiempo y las especies, los monos, las perdices y los paujiles que siempre lo acompañaban dejaban su existencia y luego eran remplazados por otros, el tiempo era una constante de vida y rápida muerte para todas las especies, menos para él.

Una mañana Yuche se sumergió en el arroyo para refrescar su cuerpo y en el reflejo del agua cristalina se encontró con un rostro viejo, el suyo, y claro, no podía ser de nadie más porque él era el único hombre. Yuche enfureció pero luego la tristeza lo arrebató e imaginó partir del mundo pronto, solo como siempre y también imaginó dejar sola a la naturaleza que era su vasta pero indivisible compañera.

Una mañana Yuche se sumergió en el arroyo para refrescar su cuerpo y en el reflejo del agua cristalina se encontró con un rostro viejo, el suyo, y claro, no podía ser de nadie más porque él era el único hombre. Yuche enfureció pero luego la tristeza lo arrebató e imaginó partir del mundo pronto, solo como siempre y también imaginó dejar sola a la naturaleza que era su vasta pero indivisible compañera.

Indígena - Amazonas

Indígena Amazonas - Shutterstock

Fue así como vislumbró que se hacía más viejo y que de su cuerpo se proyectaban otros seres, entonces despertó y al intentar levantarse, su rodilla le provocaba un inmenso y casi insoportable dolor que lo hacía regresar a su lecho.

Yuche se tomó su adolorida e inflamada rodilla pero vio que esta había sido abierta lográndose ver los tejidos de su piel y al indagar qué contenía, encontró dos minúsculos seres, una mujer y un hombre que tejían y acomodaban un chinchorro entre músculos, hueso y tendones; Yuche no podía dar crédito a lo que veía y trataba de sacar de adentro de su rodilla a esa pequeña pareja pero sus fuerzas no se lo permitían, cada vez se ponía más viejo y más débil a tal punto de que permanecía inmóvil, de esa forma no pudo más que dejarse vencer por el paso del tiempo que finalmente ganó la partida y lo derrotó en la guerra de la vida.

La pequeña pareja salió de la rodilla y adquirió un tamaño humano normal, procrearon una numerosa familia que con el paso del tiempo decidió aventurarse a conocer nuevas tierras, cuentan los tikunas que ese hermoso lugar al que anhelan llegar aún no ha sido visitado por nadie.