Testimonio real de salud mental: el pasado de autolesiones de Kimberly Reyes

La actriz Kimberly Reyes dejó al descubierto un episodio de su pasado que hace ver que su salud mental en ese momento estaba atravesando una etapa de oscuridad y contó su historia en el programa 'Inédito'. Para ella, ese pasado no ha sido una historia de farándula, sino un camino real hacia la introspección y la sanación.

De la autolesión al reconocimiento del dolor

Según el testimonio de Kimberly, en esos años de adolescencia y de vulnerabilidad solía cortarse los brazos cuando algo le molestaba.

Más adelante, la actriz decidió buscar ayuda profesional. Gracias al diagnóstico de depresión y al acompañamiento de psicólogos, así como al apoyo de su entorno, pudo afrontar esas heridas. La actriz descubrió que todo este duro capítulo se escondía detrás de la exigencia que ella ejercía sobre sí misma.

Kimberly ha dicho que, aunque hoy muchos la conocen por su trabajo, detrás hubo una lucha silenciosa. Ese capítulo de su vida terminó empujándola a hablar en voz alta. No lo hizo para despertar compasión, sino para dejar claro que callar el dolor nunca ayuda.

Un llamado a hablar de salud mental

En sus palabras, lo que buscaba al contar su historia era tender una mano. La actriz ha dicho que no pretendía generar lástima, sino compartir un testimonio que pudiera acompañar a quienes pasan por momentos parecidos. Insistió en que buscar ayuda profesional o apoyarse en personas de confianza puede marcar una diferencia.

Historias como la suya ayudan a romper silencios y a no tener prejuicios alrededor de la depresión. También recuerdan que la salud mental merece la misma atención que cualquier otro tema que haga referencia a la salud y el bienestar. En un país donde todavía pesa el tabú, su relato cae como una invitación a escuchar, comprender y acompañar.

Valentía y honestidad

Durante la entrevista, habló con una voz calmada, pero sincera al describir su estado emocional en ese momento, tristeza, culpa, inseguridad. Aseguró que esos sentimientos la llevaron a “perder la chispa”, a desconfiar de sí misma, y hasta a considerar no volver a ser la persona que era frente a una cámara.

Pero lo más valioso es que tomó decisiones concretas para sanar. No ocultó sus cicatrices, aceptó su historia, recurrió a ayuda profesional y encontró redes de apoyo. Hoy lo comparte públicamente para que quien la lea sepa que no está sola.