Atlético de Madrid no dejará entrar nunca más a su estadio a un aficionado violento

El derbi madrileño entre Atlético de Madrid y Real Madrid que se disputó el pasado fin de semana se destacó más por los incidentes extra futbolísticos que por los acontecimientos propios del deporte, pues un sector de aficionados del Atlético de Madrid lanzó objetos al campo e insultó al golero merengue Thibaut Courtois, quien en su paso por el fútbol español vistió primero la camisa del cuadro colchonero.

El partido fue detenido durante varios minutos en los cuales los hinchas del Atlético de Madrid lanzaron diferentes objetos y el arquero belga se quejó por ello, lo cual obligó al referí a suspender el encuentro durante varios minutos y a algunos jugadores y técnico del Atlético de Madrid, el ´cholo´ Simeone a tratar de calmar los ánimos en las tribunas para poder reanudar al juego.

Algunos de los mal llamados hinchas se trenzaron en insultos con el portero belga, quien a su vez incitó a la tribuna al enfrascarse en la discusión, algo muy criticado porque se considera que el portero debió mantenerse al margen y alejarse del lugar, sin embargo, ninguna acción justifica la violencia en un campo de fútbol y los ataques en contra de aficionados y jugadores.

Finalmente, el asunto se pudo solucionar y el partido se realizó, pero el asunto no quedó ahí para el club colchonero porque decidió expulsar a un aficionado que fue identificado como uno de los responsables de lanzar objetos al campo.

El aficionado identificado funge como socio del club, o mejor, fungía, porque la determinación del equipo colchonero fue expulsarlo y no permitirle la entrada jamás al estadio del Atlético de Madrid.

Esta dura decisión comprueba la importancia de la seguridad en el fútbol español, en el que clubes y autoridades no están dispuestas a abrirle paso al desorden ni a los actos que generen caos y atenten contra la tranquilidad de espectadores y jugadores de fútbol.

Determinaciones como las tomadas en España deberíamos copiar en Colombia, en donde los violentos hacen lo que se les antoja dentro y fuera de los estadios, son amos y señores de las tribunas, trafican armas y drogas, y no hay ley ni autoridad que haya podido detenerlos, en gran medida porque no existe legislación que los afecte y porque los hechos violentos son un asunto mediático que se olvida una semana después de que ocurren.