Por: Leonardo Alarcon • Colombia.com

Pelé nos dejó: Recordamos sus hitos y sus frustraciones. Hasta siempre, Dico

Adiós al Rey. Nota de agradecimiento a uno de los mejores futbolistas de la historia.

Pelé celebra el gol 100 de Brasil en los mundiales. Final México 1970. Foto: Twitter @GarotosCuba
Pelé celebra el gol 100 de Brasil en los mundiales. Final México 1970. Foto: Twitter @GarotosCuba

Adiós al Rey. Nota de agradecimiento a uno de los mejores futbolistas de la historia.

Cuenta la historia que, una demora al interior de la selección brasilera de fútbol, a falta de unos pocos días para la inauguración del mundial que se jugaría en Suecia, en 1958, hizo que los números de las camisetas fuesen puestos por Lorenzo Villizio, un miembro del comité organizador del torneo FIFA. El azar (?) quiso que el número 10 se acomodara en la espalda de ‘Dico’. El número le duró el resto de su vida. Su apodo, con el tiempo, cambió… por el de Pelé.

Hoy, en esta página se escribe una de esas historias que ningún periodista quisiera escribir. Es la historia, en forma de homenaje, de uno de los futbolistas más grandes que ha aterrizado en la tierra. El 23 de octubre de 1940, en el municipio de Tres Corazones, perteneciente al estado de Mina Gerais, nació un desconocido Edson Arantes do Nascimento. Hoy, jueves 29 de diciembre de 2022, quedará en la historia como el día en que el nacido en Tres Corazones, dejó la tierra para no volver más.

A los 10 años, vio como su padre lloraba, tras la derrota de su selección frente a la de Uruguay, en lo que la prensa terminó llamando ‘Maracanazo’. El primer equipo por el que “fichó” sería el Ameriquinha: un equipo creado medio en broma, medio en serio, con sus amigos del barrio. Tiempo después, conoció a Waldemar Brito, quien lo ayudó a mejorar en control y técnica del balón.

Un muy jóven Pelé, campeón con Brasil en Suecia 1958. Foto: Twitter @SoyJesusTarre
Un muy jóven Pelé, campeón con Brasil en Suecia 1958. Foto: Twitter @SoyJesusTarre

El mismo Brito tuvo la osadía de pedirle a la madre de ‘Dico’, que lo dejara renunciar a su empleo en una fábrica de zapatos, donde además tenía un salario de nada menos que 2 dólares al día. El objetivo: Uno de los clubes más grandes de la historia del fútbol de Brasil: El Santos. Su delgadez le impidió avanzar rápidamente en el equipo de San Pablo.

El nacido en Tres Corazones entrenó hasta que pudo debutar en un torneo sub 16, donde el azar (?) quiso que su club quedara eliminado, con penalti desperdiciado por la futura estrella. Tuvo la intención de renunciar, pero no pudo y debió quedarse, a regañadientes, en ese “tal” Santos.

El 7 de septiembre de 1956, a un mes largo de cumplir los 16 años, debutó como jugador profesional, contra el Corinthians, en un partido amistoso en el que anotó su primer gol. El primer gol de un tal ‘Dico’. Fue resistido cuando llegó a la selección, en detrimento de Luizinho, del Corinthians. Una lesión casi no lo deja jugar el mundial de 1958, perdiéndose los dos primeros encuentros contra Austria e Inglaterra.

El tercer encuentro fue contra la Unión Soviética, de Lev Yashin “La Araña negra”. Tras una magistral actuación del 10 brasilero, que anotó su primer gol en la historia de los mundiales, Brasil se instalaba en cuartos de final, esperando enfrentamiento contra Gales. Sobre el minuto 66, Pelé recibe un balón de espalda al arco, que primero golpea en su pecho y después, de forma delicada, sobre su botín derecho, mientras él se va girando. Una vez está de frente a la portería, manda un derechazo fuerte, abajo, que el portero galés no puede detener. Brasil estaba en semifinales.

Aunque jugaron en épocas distintas, rivalizan por el título a mejor jugador de la historia. Foto: Twitter @BocayNadieMas12
Aunque jugaron en épocas distintas, rivalizan por el título a mejor jugador de la historia. Foto: Twitter @BocayNadieMas12

Frente a la Francia de Just Fontaine, Dico se convertiría en la figura de Brasil, tras una tripleta conseguida en los minutos 52, 64 y 75. Con marcador final de 5-2, Brasil llegaba a la final, contra el local. Allí, con goles al minuto 55 y después al 90, Pelé se convertiría en el campeón del mundo más joven de la historia, al haber levantado el torneo con 17 años, 8 meses y seis días.

Pelé y Killian Mbapé, campeón mundial con Francia, en 2018. Foto: Twitter @martinezsenas
Pelé y Killian Mbapé, campeón mundial con Francia, en 2018. Foto: Twitter @martinezsenas

Una lesión hizo que no pudiera llegar bien a Chile, por lo que casi no jugó con su selección, que a la postre retendría el título mundial. Luego de recuperarse y ganar Copa Libertadores y Copa Intercontinental con -ahora sí- el club de sus amores, Pelé volvía a estar en lo más alto del fútbol internacional. La decepción de 1966, en el mundial de Inglaterra, no lo acobardarían y volvió 4 años después, para hacer parte de la mítica selección de Brasil dirigida por Mario Lobo Zagallo.

La canarinha se paseó por el grupo 3, ganando todos los partidos, anotando 8 goles y concediendo solo 2. En cuartos, contra la Perú del legendario Teófilo Cubillas, Brasil volvió a ganar, por 4 – 2, clasificando a semis, donde enfrentó a Uruguay. Un marcador por 3 – 1, fue suficiente y Pelé, por tercera vez, estaría en la final de una copa del mundo.

Pelé, campeón mundial con Brasil, en 1970. Foto: Twitter @martinezsenas
Pelé, campeón mundial con Brasil, en 1970. Foto: Twitter @martinezsenas

El rival, la Italia de Sandro Mazzola, Boninsegna y Domenghini. Tampoco fue rival. Pelé abrió el marcador apenas a los 18 minutos y, aunque Boninsegna empató para darle algo de dramatismo a la final, Gérson primero, Jairzinho luego y Carlos Alberto de último, sentenciaron la final a los 66, 71 y 86. Ese domingo 21 de junio de 1970, sobre las 2 p.m. un Pelé de 30 años, rompía la historia, levantando la Copa del Mundo, por tercera vez.

Hoy, con nostalgia infinita, recordamos esos títulos ganados, esos goles anotados, pero sobre todo esos 30 mil días que alegró la existencia de millones de personas, aquel delantero flaco, que convirtió el fútbol en arte. ¡Ay, flaco! Gracias por todo ese fútbol. Gracias por toda esa alegría. Gracias, por haber renunciado a tu trabajo en aquella fábrica de zapatos.